En la vida, todos tenemos problemas que nos pueden afectar de una u otra manera. Pero, cuando toca elegir cómo enfocar dicho problema, ¿en qué lado estás? ¿Sueles elegir la resiliencia o prefieres la indefensión aprendida?

En este artículo, me gustaría hablarte de estas dos maneras de enfrentar las circunstancias y cómo puedes beneficiarte si eliges una de estas dos opciones. ¿Estás preparado para enfrentarte a la vida y salir ganando? ¡Sigue leyendo!

¿Qué es la resiliencia?

La resiliencia es una capacidad que tenemos todos los seres humanos, pero que algunos han olvidado después de los golpes que les ha propinado la vida. Es esa capacidad innata de sobreponernos a las circunstancias adversas.

Es la cualidad que tiene, por ejemplo, quien pierde una extremidad en un accidente y busca la manera de sobreponerse a ello, afrontando las circunstancias con positividad. Pensando que eso que le ocurrió no tiene por qué definir de ahora en adelante su vida de una forma negativa.

Esta palabra viene del latín resilio que significa volver. Y esta palabra ha sido utilizada durante años en ciencia para referirse a la capacidad que tiene un material de volver a su estado original tras haber sido manipulado.

Aunque, una persona que atraviesa un momento traumático nunca vuelve a ser la misma que era antes de vivirlo, sí que tiene la opción de elegir la resiliencia. Esa capacidad que le permitirá salir adelante a pesar de las adversidades y convertirse en la mejor persona que pueda ser.

¿Qué es la indefensión aprendida?

Otra postura, también frecuente tras una adversidad es la indefensión aprendida. ¿Qué es esto? Este término define un síndrome que puede afectar a cualquier persona. Se trata de una conducta disfuncional que requiere la ayuda de un profesional de la salud mental, como un psicólogo o un psiquiatra para tratarla.

Podemos decir que la indefensión aprendida es la condición por la que una persona, en vez de sobreponerse ante una situación difícil, se inhibe, desarrollando una total pasividad. La persona deja de ser dueña de su propia vida y se convierte en un pasajero de su existencia, viendo afectados drásticamente su autoestima y su desarrollo personal.

¿Es necesario que la persona haya vivido un evento muy traumático para desarrollar una conducta de indefensión aprendida? No. No existe una situación específica que lleve a alguien a desarrollar este trastorno.

Sin embargo, quienes se inclinan hacia la indefensión aprendida tienen tres déficits claros: el emocional, el cognitivo y el motivacional. Se plantean trastornos como la ansiedad, la depresión, la incapacidad de encontrar solución a los problemas o la imposibilidad de responder voluntariamente a una situación.

Entonces, ¿cuál eliges?

Cuando nos encontramos ante una situación difícil, sea de la magnitud que sea, siempre se abren ante nosotros dos posibilidades. Es como si estuviésemos en un bosque y se abrieran ante nosotros dos caminos: la resiliencia y la indefensión aprendida.

No podemos decidir qué ocurrirá en nuestra vida, porque los sucesos imprevistos nos ocurren a todos. Pero sí que tenemos la capacidad y la necesidad de tomar una decisión en ese momento: salir adelante tomando cartas en el asunto, o convertirnos en una persona que sufre y no hace nada para evitarlo.

¿Y tú? ¿Con cuál de las dos opciones prefieres quedarte?

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