2019 Año nuevo, hemos arrancado motores, pero que te hace pensar que este nuevo año las cosas van a cambiar? ¿Que significa que las cosas van a cambiar? ¿Qué significa cambio? ¿Donde estás tú en él? ¿Lo quieres? ¿Lo pides? ¿Lo buscas?

Cambio. nombre masculino

  1. Acción de cambiar. «cambio de actitud; cambio de aires; cambio social; cambio evolutivo; cambio de dirección; no tengo conciencia de que vaya a haber un cambio de gobierno; se especula con un posible cambio».

Pero, ¿de donde surge el cambio?, ¿de hacer las cosas a cambio de?, ¿de esperar a que las cosas cambien con el tiempo? Para mi y para muchos otros psicólogos el cambio no es nada más que la acción de la más estrecha relación emocional con uno mismo, siendo el mayor acto de intimidad con el otro la desnudez emocional y no la sexual. ¿Porque hablo de uno mismo y de la relación con los demás? Pues porque el cambio ya sea personal o colectivo necesita de poder ser transparente hacia el entorno para que tenga mayor efectividad. Aunque algunos lo nieguen, necesitamos del otro, pero nuestra felicidad no depende de él.

Esta semana muchos psicólogos, independientemente de la problemática o del motivo de consulta de nuestros pacientes, hemos sido testimonios de muchos propósitos de inicio de año, y mi pregunta es ¿Puede ser 1 de enero más a menudo? Es genial, la gente conecta con lo que quiere hacer, con la ilusión de poderlo conseguir, con la creencia de que si es posible, pero eso no debe quedar allí, debe tener un proceso de elaboración (el 50% del trabajo) para prepararse y pasar a la acción. Ah, importante, saber optimizar la energía, a corto, medio y largo plazo. A veces tenemos que esprintar pero puede que la resistencia de fondo sea importante para llegar al final de la carrera.

¿Pero en qué consiste este proceso de elaboración? Pues en ejercicio de consciencia. ¿De conciencia? Si, para cambiar no podemos forzarnos a ello ni obligar a nadie cuando se trata de un cambio colectivo o plural, seria como poner resistencia a un proceso natural. Se trataría más bien de sentirnos orgullosos de nosotros mismos (independientemente del que piense el otro), de nuestras creencias, de lo que pensamos, de lo que sentimos para después darle la bienvenida al cambio, y si es colectivo darle la bienvenida a todo aquel que se sume al carro. Los cambios deberían ser actos de voluntad y no de obligación, por esto son efectivos, y esto sucede en cualquier realidad, desde la de Barcelona hasta la de Australia.

Sinceramente creo que tanto individual, colectiva y socialmente tenemos una creencia de que todo cuesta mucho, de que es muy difícil cambiar, de que para qué intentarlo si lo más probable es que no se pueda o no salga. Este es el gran error, ya no empezamos bien, hay una pandemia de pensamiento limitante y de profecías autocumplidas que nos aleja de la evolución natural y de la adaptación al cambio, porque el entorno cambia, las personas cambian y las necesidades también. Y así estamos, a medio gas (o menos) de lo que pudiéramos ser. Démosle la vuelta porque quien la sigue la consigue.

En ningún momento he dicho que el esfuerzo no sea la base de todo cambio, igual que no he dicho que sea fácil, sino que debe de ser consciente. Y si también consideramos al otro como parte del cambio tenemos que tener en cuenta algo que dice así:

LA MALA NOTICIA: No puedes obligar a otros a amarte, apoyarte, validarte, aceptarte o a ser bondadosos contigo. No puedes controlar eso. LA BUENA NOTICIA: No importa.

Por muchos unos de enero para todos en este 2019.

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