
¿Pensamos con claridad? ¿O cuesta sacar conclusiones de la immensa cantidad de información que recibimos? ¿Pensamientos y sentimientos ambivalentes? Nada malo, nada extraño, esto también nos sucede a los psicólogos aun teniendo clara la teoría de que antes de adaptarnos a cualquier situación puede haber contradicción.
La contradicción en momentos de crisis puede venir acompañada de algún miedo más o menos escondido. Sentimientos como el miedo y la culpa es lo que ahora mismo pueden frenar nuestra capacidad de adaptación ante cualquier situación por frenar el pensar con claridad. Nada grave si sabes reconocerlo y tienes ganas de movilizarlo, en realidad es una respuesta de alerta ante una amenaza y puede ayudarte. Pero una cosa es entrar en contradicción en momentos de adaptación y otra vivir en contradicción.
Todo psicólogo sabe que los miedos son irracionales y que forman parte de la percepción que tenemos de la realidad, no de la realidad en si misma. Pero la realidad no deja de ser una interpretación de lo que sucede, una creación individual basada en la lógica ordinaria de pensamiento aristotélica con la que estamos acostumbrados a analizar, razonar y encontrar soluciones muchas veces desde un control que nos hace mal a todos. Si pedimos que los cambios de la macroestructura no se solucionen desde el control absurdo, no hagamos lo mismo con nuestro pensamiento ¿no?
Para que quede claro, la lógica ordinaria sería la racionalidad, una invención humana para resolver problemas comunes que a veces ni funciona. Fijaros como estos días nos preguntamos cómo nos está afectando este proceso, otros verbalizan que quieren volver a la “normalidad”, otros somatizan, etc. En los momentos donde no podamos pensar con claridad puede que no sea el momento de usar la racionalidad para salir de la contradicción. La adaptación llegará por si sola si no le creàs resistència a la contradicción, no hace falta pensar tanto.
¿Pero si no es desde la lógica ordinaria desde donde salimos de la contradicción? Desde la lógica no ordinaria, siendo esta la rama de la matemática que estudia el autoengaño, allí donde los problemas y los miedos no son irracionales sino que siguen otra lógica para poder transitar en ellos. Necesitamos fluir y para ello nos hace falta información, ya sea desde el exterior o desde el interior.
Me pregunto si los niños tienen mayor capacidad de adaptación porque no se basan en la racionalidad. Los niños construyen realidades en base a sus deseos adentrándose en lo más absurdo para confirmarlas o protegerse de ellas. A eso se le llama autoengaño, a la construcción de una realidad engañosa desde la lógica no ordinaria para protegernos de aquello que percibimos como amenazante. Ojo no confundir la contradicción con la negación.
La negación en un primer momento de shock es funcional como método de protección del cerebro, pero no podemos quedarnos en ella para evolucionar hacia la aceptación y adaptación de la nueva realidad. Y digo nueva realidad porque no creo que volvamos a la misma «normalidad» de antes. Para mi y para muchos no eran normales muchas de las circunstancias que vivíamos a nivel social, y mucho menos la conciencia ante ellas. Puede que debamos evolucionar con lo que está sucediendo.
Muchos de vosotros estaréis pensando que el autoengaño no es la solución por ser algo negativo, sin embargo en situaciones donde hay miedo, culpa, incertidumbre y contradicción algunos autoengaños al inicio son funcionales. Como dijo Albert Espinosa en uno de los miles de vídeos que nos llegan estas semanas, “a veces darle cuerda a la imaginación y dejar que vuele es dejar libre la cabeza», y esto puede que nos ayude a sobrellevar esta o a cualquier situación.
Dejar de intentar controlar un problema a veces es una solución, y más sino depende de nosotros. Éste es un acto instintivo de responsabilidad individual que hemos desaprendido debido a la invasión de racionalidad que nos dicta qué es correcto y lo que no. Esto tampoco nos deja evolucionar con nuestra responsabilidad emocional.
Cada psicólogo tiene su manera de interpretar la funcionalidad del autoengaño según las características de la situación y las de la persona en cuestión, pero lo que seguro que tenemos en común es recomendar no ser rígidos dentro de una ambivalencia lógica, especialmente cuando la persona no se siente emocionalmente protegida. Este ejercicio individual es el que deberíamos hacer todos en momentos de crisis en vez de buscar soluciones, porque encontrar la solución no siempre es buscar el control o alejarnos del problema ya que puede que en el mismo problema encuentres la solución. Intenta encontrar una manera más o menos cómoda de estar en la incomodidad y durará menos. Nadie dijo que fuera fácil pero debes explorar dentro de la lógica no ordinaria para transformar la contradicción en adaptación.
De algún modo lo que intento decir es que cuando os sintáis amenazados por una situación intentéis volver a ser un poco niños (que no inmaduros) y os alejéis de la rigidez de la racionalización que el sistema nos ha inculcado para resolver problemas, ya que muchas veces las mejores soluciones están en tu propio sistema de resolverlas.
Como dijo Nietzsche “Cuando no se tiene ninguna explicación, se escoge una que sabemos que es falsa, pero nos comportamos como si fuera verdadera porque nos tranquiliza”.
El objetivo es adaptarse para poder funcionar de nuevo.
Barcelona, 19 de abril de 2020.