Aunque pueda parecer que la autoestima y la motivación no tienen porqué estar necesariamente relacionadas, la realidad es que sí lo están, y de forma muy íntima. Todos hemos oído hablar de la motivación y muchos la entendemos como algo que ocurre fuera de la persona.

Pero, ¿qué hay de la motivación intrínseca? ¿Sabes dónde puedes encontrar motivación para hacer aquello que quieres, sin necesidad de agentes externos? En este artículo quiero hablarte de la relación que existe entre una buena autoestima y la motivación intrínseca.

La importancia de una buena autoestima

La autoestima es el aprecio que sentimos hacia nosotros mismos, lo que se suele conocer como “amor propio”. Un amor que, hasta cierto grado, es muy saludable tener.

No podemos negar que se trata de algo fundamental para tener una buena salud mental, ya que la mayoría de las dificultades psicológicas tienen una estrecha relación con la falta de autoestima de quien las sufre.

Tener una buena autoestima nos ayuda a disfrutar de una vida mejor, en la que nos aceptamos a nosotros mismos y nos permitimos ser felices. Nos ayuda a sentir que somos capaces de alcanzar aquello que deseamos, sin pensar que no merecemos tenerlo.

Sin duda, tener una buena autoestima nos ayuda a alcanzar nuestras metas, sea en el sentido que sea. Tanto material, como en nuestras relaciones interpersonales. Entonces, ¿qué relación guarda la autoestima con la motivación? Sigue leyendo y lo descubrirás.

La motivación intrínseca

Para entender la importancia de la autoestima en la motivación y la consecución de los objetivos, es fundamental conocer la motivación intrínseca. Estos dos elementos no solamente se relacionan entre sí en una dirección, sino que se retroalimentan.

Según los psicólogos Edward Deci y Richard Ryan, las personas tenemos algunas necesidades psicológicas que resultan innatas. A saber, la necesidad de sentirnos competentes, la de relacionarnos y la de tener autonomía.

Basándonos en estas tres necesidades, surge la motivación intrínseca. Un tipo de motivación que no requiere de la interacción con fuentes externas a nosotros mismos. Pero, ¿cómo funciona realmente la motivación intrínseca?

Para entenderlo, lo mejor es poner un ejemplo. El ejemplo del estudiante que busca aprender, no por lo que pueda obtener de cara al exterior, sino por el propio beneficio interno de tener más conocimiento y sentirse realizado. Lo motivan la curiosidad, la búsqueda del conocimiento y de realización.

Lo que mueve a este estudiante a querer aprender no es algo externo. No busca alcanzar un logro académico para que los demás le vean sobresalir. Su motivación real es intrínseca porque se encuentra dentro de sí mismo: sentirse mejor consigo mismo y ser una mejor persona.

Para terminar, me gustaría volver a la idea de que la autoestima y la motivación se retroalimentan. La relación que hay entre ellas no se limita a funcionar en una sola dirección. Al contrario.

Alguien con buena autoestima será capaz de motivarse de forma intrínseca mucho mejor que alguien con baja autoestima. Del mismo modo, la consecución de los objetivos mediante la motivación intrínseca persigue también un aumento de la autoestima.

Que más da si el orden altera el producto si ambas variables te aportan bienestar.

 

error

Disfruta de este blog.Pasa la voz:)