
El miedo es un aspecto fundamental en nuestras vidas. Es un mecanismo de defensa natural ante los peligros, que nos protege de determinadas situaciones que podrían ser perjudiciales.
Sin embargo, escoger el miedo como una forma de respuesta automática ante cualquier clase de estímulo, y responder de manera desproporcionada, puede llevarnos a vivir con miedo. Algo que, sin duda, es nefasto para nuestra salud psicológica y social.
Cambiar el miedo por la responsabilidad es el primer paso para abandonar esa forma de vivir. Pero, ¿es realmente posible controlar los miedos? En este artículo te quiero hablar sobre ello.
Cuando el miedo es irracional y desproporcionado
Como comentamos al principio, el miedo es necesario en la vida. Tener miedo a los peligros nos protege de ir hacia ellos. Pero hay personas que han elevado sus miedos hasta otro nivel.
Son aquellas personas que tienen miedos totalmente irracionales y desproporcionados con la realidad.
Por desgracia, quienes sufren de este tipo de miedos creen que son una víctima de las circunstancias y que no pueden escapar de la parálisis que produce el temor en sus vidas.
Pero, si lo miramos desde una óptica externa, nos damos cuenta de que esos miedos irracionales y desmesurados han sido creados por la propia persona, y no por las circunstancias.
¿Cómo se distingue el miedo racional del irracional?
Lo he dicho dos veces, pero esta vez quiero hacer una puntualización: el miedo es necesario, cuando es racional. El miedo irracional y desproporcionado que sienten algunas personas no es necesario y, de hecho, puede ser muy peligroso.
Alguna de sus consecuencias pueden ser:
- Dejar de hacer aquello que quieres y que te gusta porque no crees que vayas a ser capaz de hacer frente a una situación en la que se plantea ese elemento que te da miedo.
- Sentir parálisis ante una situación importante y no saber cómo reaccionar por miedo.
- Entrar en un estado de exceso de vigilancia ante el temor de lo que pueda pasar, asumiendo que va a pasar algo porque nos lo dice nuestra imaginación.
En definitiva, el miedo irracional te impide disfrutar de la vida y de las cosas que más te gustan, por estar pensando continuamente que, en cualquier momento, puede aparecer una situación que te estás imaginando.
Cuando entra en juego la responsabilidad
Reconocer esta clase de miedo es el primer paso para hacerle frente, comprender por qué ocurre, darle la cara y colocarlos en su lugar.
De esta forma, es posible quitarles el poder que tienen y eliminarlos de nuestra vida. Pero, para ello es necesario tomar responsabilidad.
Si tienes claro que cierto temor ha sido creado por ti en algún momento de tu vida, te das cuenta de algo muy poderoso: si tú lo has creado, tú también tienes el poder de destruirlo.
Asumir tu responsabilidad en este aspecto elimina las limitaciones y puedes comenzar con el cambio, el progreso y la modificación de las creencias que te llevan a sentir ese miedo.
Cuando le haces frente a tus miedos, asumiendo una actitud activa ante ellos, los cuestionas, los comprendes y puedes deshacerte de ellos, entras en un nuevo mundo de posibilidades.
La terapia psicológica te puede ayudar en este proceso de toma de responsabilidad y de regreso a la felicidad que sentías antes de que el miedo se apoderase de tu vida.