La felicidad es el deseo final de la inmensa mayoría de las personas. Todos queremos ser felices, pero esto no siempre significa lo mismo para todo el mundo. Al fin y al cabo, ¿qué es la felicidad?, ¿cómo se obtiene?

En este artículo te quiero hablar de dos asuntos que están relacionados con la felicidad y el desarrollo personal: el hedonismo y la eudaimonía. No te asustes, aunque sean palabras un poco complicadas, es muy fácil entender sus significados.

¿Qué es el hedonismo?

El hedonismo es la felicidad tangible. La gratificación que sentimos en el momento en que está ocurriendo algo que nos agrada.

Cuando hacemos algo que nos gusta, sentimos hedonismo.

Las actividades que nos producen hedonismo resultan tan gratificantes que, con frecuencia, cometemos un error: hacer que nuestra vida gire en torno a esta gratificación inmediata.

El hedonismo a corto plazo y el Carpe Diem

Queremos adelgazar pero no somos capaces. ¿Por qué? Porque nos gana el poder de comernos AHORA ese plato que tanto nos gusta.

Queremos hacer deporte y ser personas sanas. Pero, como es más gratificante estar en el sofá viendo una peli y comiendo palomitas, perseguimos ese placer inmediato y nos olvidamos del futuro.

O, algo muy común: queremos avanzar en nuestra carrera y lograr cierto puesto o cierta responsabilidad. Pero, como eso conlleva esfuerzo y es más gratificante, a corto plazo, ocupar el tiempo en el ocio, nos dejamos llevar por ese placer y postergamos los deberes.

Como sociedad, hemos dejado que el Carpe Diem se nos vaya de las manos. Y es que, tenemos una idea equivocada sobre su significado.

Creemos que el Carpe Diem significa “disfrutar todo lo posible ahora, porque, quién sabe si mañana estaremos vivos”.

Sin embargo, la realidad es que la filosofía Carpe Diem surgió de la idea de aprovechar el momento presente. Y, al contrario de lo que tendemos a pensar, aprovechar el momento para sacarle el mayor jugo posible al presente no implica, necesariamente, disfrutar el 100% del tiempo.

El hedonismo a corto plazo tiene un resultado catastrófico: la infelicidad futura de ver cómo hemos desaprovechado el tiempo y no hemos alcanzado ninguna de las metas que nos habíamos propuesto.

La eudaimonía y el hedonismo a largo plazo

La eudaimonía, por otro lado, consiste en la búsqueda del desarrollo personal, la consecución de las metas y los propósitos, el esfuerzo y la motivación y experimentar una felicidad basada en el largo plazo.

Es dejar de disfrutar ahora de algunos placeres, en busca de una felicidad mayor en el futuro.

Si hablásemos de dinero, el hedonismo a corto plazo consistiría en gastar todo lo que llega a nuestras manos. Sin embargo, la eudaimonía y el hedonismo a largo plazo son más pacientes e invierten bien el dinero, para tener mucho más en el futuro.

Postergar los placeres es una forma de dejar de lado ese Carpe Diem mal interpretado y abrazar el Carpe Diem de verdad: aprovechar el momento presente para poder disfrutar de una felicidad mucho mayor en el futuro.

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