¿Qué es el autocontrol? ¿Te lo has preguntado alguna vez? Y, más importante aún sería la pregunta ¿cómo conseguir tener autocontrol? El autocontrol es un aspecto muy importante de nuestra conducta y afecta de forma directa en nuestro día a día, tanto si nos damos cuenta de ello, como si no.
En este artículo, te quiero hablar de esta cualidad. Veremos qué es tener autocontrol y cómo mejorar esa capacidad. Por último, veremos una trampa que debes evitar.
¿Qué es el autocontrol?
El autocontrol es la capacidad que tenemos los seres humanos para controlar los aspectos importantes de nuestra vida. Por ejemplo, a qué prestamos atención, en qué pensamos, qué hacemos, qué sentimos y qué queremos.
Gracias a esta capacidad, podemos resistir los impulsos que nos tientan para hacer ciertas cosas que, aunque parezcan agradables, pueden ser perjudiciales en el medio-largo plazo.
En psicología, el autocontrol es la capacidad que tenemos para regular nuestra conducta, pensamientos y sentimientos. Y, dentro del concepto de autocontrol, podemos distinguir tres capacidades distintas:
- Resistir las tentaciones que se nos presentan.
- Hacer lo que hay que hacer, en lugar de dejarlo para otro momento o evitarlo. Esto también lo podríamos llamar disciplina.
- Tener objetivos a largo plazo.
El autocontrol produce que las personas que lo tienen sean más disciplinadas, ordenadas, que tengan mejores relaciones con los demás y, en definitiva, que puedan ser más felices.
¿Cómo conseguir tener autocontrol?
Ahora que ya sabes qué es el autocontrol y de qué maneras puede influir en tu vida, es el momento de pasar a la práctica. ¿Cómo puedes aprender a tener autocontrol? ¡Veamos!
Según varios psicólogos, la manera más eficaz de aprender a controlar los impulsos y tener autocontrol es conocer por qué procedemos de la manera en que lo hacemos.
Para ello, podemos seguir los siguientes pasos:
1. Definir la conducta que queremos cambiar o evitar
El primer paso para tener autocontrol es definir cuál es la conducta que no nos gusta y queremos modificar. Por ejemplo, si has dejado de fumar y no quieres recaer, volver a fumar es la conducta problema.
2. Reconocer los estímulos desencadenantes
Todas las conductas son antecedidas por un desencadenante. Siguiendo con el ejemplo de fumar, es posible que los momentos de estrés sean el estímulo antecedente y desencadenante de ir a comprar tabaco.
3. Ejercer autocontrol habiendo planeado un escape
Por último, llega el momento de ejercer autocontrol. Cuando ya se ha presentado el desencadenante, puede que sea demasiado tarde para reaccionar.
Sin embargo, si nos preparamos con anterioridad y pensamos en qué haremos si se vuelve a dar la situación del paso 2, será mucho más fácil actuar con autocontrol. En el ejemplo del tabaco, ese escape podría ser dar una larga caminata para relajarte.
¡Cuidado! ¡No te confíes!
Por último, queda decir que es importante no confiarnos y creer que tenemos un exceso de autocontrol. Todas las personas podemos perder ese control en algún momento, porque no somos infalibles. Nuestras emociones nos controlan en la mayoría de casos.
Además, se ha demostrado que quienes creen tener un mayor dominio sobre sí mismos, son los primeros en caer cuando se presenta una tentación. Al pensar que tienen la fuerza de voluntad suficiente para evitar el problema, se exponen de forma innecesaria a las tentaciones