
Casi todas las personas nos preocupamos por más cosas de las que nos acaban sucediendo, la diferencia está en cómo convivimos con esta preocupación. Yo diría que la mayoría de psicólogos, ya sea en Barcelona o en cualquier ciudad de características similares, recibimos un alto porcentaje de pacientes que vienen preocupados por sus niveles de ansiedad, puntual o sistemática y con diferentes formas de manifestación. Lo importante es detectarla, no sobredimensionarla.
Psicólogos o no, creo que todos hemos presenciado alguna conversación cotidiana e informal donde la palabra ansiedad lleva una connotación más negativa de la que la situación o circunstancia merece, y esto nos lleva a asociarla a un demonio social que se ha apoderado de lo que nosotros podemos hacer con ella cuando no nos es productiva ni personal ni profesionalmente.
¿Por qué digo productiva? Pues porque la ansiedad es un tipo de activación fisiológica y psicológica que cuando esta dentro de la franja de su punto optimo nos llega a hacer cosas increíbles por activar virtudes. Para saber cuál es nuestra franja cada uno tiene y debe conocer su barómetro ante presiones (internas o externas) para saber hasta que punto la ansiedad es optima para funcionar o rendir, y que puede hacer para saber convivir con aquella situación que le incomoda. Digo convivir porque evitar te lleva a retrasar ponerle remedio a lo que te sucede, y controlar te lleva a enloquecer y a agotarte tanto física como mentalmente a parte de mantener el problema.
Siempre hemos de prestarle atención a lo que depende de nosotros, porque si esperamos que lo de afuera cambie o que los demás nos solucionen nuestros problemas las expectativas pueden hacernos una mala pasada y los niveles de ansiedad pueden dispararse. ¿Y qué depende solamente de nosotros? Atreverte.
1. Ser paciente. A veces ser paciente es no hacer nada al respeto, es contemplar lo que sucede sin reaccionar, que no es nada fácil. A veces el mismo problema lo encontramos dentro de las soluciones intentadas que han fracasado. Es muy fuerte como el cambiar de creencia referente al “no hacer nada” puede cambiar nuestra sensación, nuestro pensamiento y por tanto nuestro comportamiento (no reacción).
2. Darle un significado constructivo a aquellas épocas de la vida donde tenemos la sensación de estar estancados o débiles, ello nos llevara a descubrir que te quieren hacer aprender. Sin esta actitud no vas a movilizar, y sin movilizar no hay cambio.
3. Ocúpate de lo que suceda, todo lo otro son deberes extra. Preocuparse cansa más que ocuparse ya que el miedo nos paraliza. El miedo es como un monstruito que si le damos de comer cada vez tiene más hambre y pretende apoderarse de la situación. No darle de comer depende solo de ti.
4. No intentes no tener ansiedad, es absurdo. Es mucho más útil darse cuenta y volver lo más rápido posible con lo que te sienta bien. Saber como convivir con ella la rebaja.
- Si es sostenida puedes generarte un hábitos para poder compensarla, como por ejemplo la practica de respiraciones diafragmáticas, realizar ejercicio físico moderado (detecta cuál te beneficia) o con aquello que te sienta bien. Es útil tener más de un recurso estable, y más si solo dependen de ti y son de fácil acceso. A la respiración se le pueden añadir visualizaciones ya sea concentrándote en la respiración, y/o en como el cuerpo se afloja o en lugares relajantes. También puedes añadirle mantras significativos y tranquilizantes como por ejemplo “estamos bien, todo esta bien”. Una connotación importante de crear un hábito significa incorporarlo en tu día a día de forma constante y calendarizada.
- Si la ansiedad aparece de forma aguda y en momentos puntuales (no sistematizados), el hecho de haber entrenado la respiración como hábito te permitirá aplicarlo con más facilidad por tener la practica interiorizada, con o sin visualización y/o mantra. Debes aplicar lo que has incorporado como hábito en cuanto a practica de relajación, no es momento de probar nada nuevo.
5. No ignores la parte positiva de la ansiedad ya que saber convivir con ella puede activarte virtudes. Todos tenemos nuestra activación óptima, si estamos por debajo puede que nos estemos perdiendo saber de lo que somos capaces, por el contrario si nos pasamos de rosca puede que nos las perdamos por tomar decisiones precipitadas.
6. Date cuenta que tu no eres la ansiedad y que nadie lo piensa, pero tu te lo creíste.
Nadie te puede prometer que esto deje de sucederte, por lo que si acudes a cualquier psicólogo no puedes ir con esta intención. Aquí el protagonista eres tú, y tu felicidad no tiene nada que ver ni con lo de afuera sino con estar bien contigo mismo y de cómo interpretar las circunstancias en las que te encuentras independientemente de cómo sean.
Nadie puede hacerlo mejor que tú.