¿Cuántas veces te han dicho que seas positivo y tú has pensado “ya, sí, pero cómo”?

Todos y cada uno de nosotros somos únicos e intransferibles pero en gran medida todos nos enfrentamos a los mismos miedos, dudas, problemas y emociones. La teoría nos la sabemos todos muy bien, pero cuando nos sucede a nosotros, por muy psicólogos o no que seamos la cosa cambia ya que la práctica es cosa de uno mismo. Ninguna emoción es buena o mala, simplemente depende de lo que decidas hacer con ella. Ante un problema tenemos diferentes opciones: huir, controlar o tomar consciencia. Si huyes, el problema volverá a ti seguro. Si piensas que lo podrás controlar todo, te equivocas porque hay cosas que no dependen de ti y seguro que en el intento van a aparecer más obstáculos a parte del inicial y la bola se hará más grande. Y si tomas consciencia, el problema seguirá estando pero tendrás seguridad para moverlo y transformarlo. Pero ¿cómo?

Todos perseguimos el bienestar, la salud, la felicidad o como cada uno le quiera llamar, pero ¿qué es esto? Es libertad emocional, y para ello lo primero que debemos hacer es ser conscientes de que la base de todos nuestros problemas radica en que vivimos aferrados a lo que nos han dicho que está bien o mal, a creencias limitantes y a imposibilidades falsas que nos enjaulan en un Yo separado de todo el resto desde una percepción única, y por eso somos infelices.

Para sanar solo hay que entender lo que pasa, y la conciencia te llevara a la sabiduría, pero no sin hacer nada, claro. Con la teoría no basta. La consciencia no tiene ni principio ni fin, es un continuo y en vez de ser reactivos desde una postura victimista podemos ser activos desde el empoderamiento. Pero volvemos a lo mismo, ¿cómo? Pues cuestionándonos nuestra propia voz apartándonos de la autoproyección del exterior que nos hace creer lo que no somos, ya que muchas veces el fuego que llevamos dentro es la no correspondencia entre lo que sucede y lo que pensamos que sucede.

En otras palabras, como vivimos en un mundo superficial donde todo es ruido, nos cuesta llegar a nosotros mismos porque lo que opinan los demás nos insonoriza. Tapate las orejas, escúchate, no te juzgues y actúa alineado a ti mismo, porque en realidad debajo de esta superficialidad todos queremos las mismas cosas, respondemos al amor y también a la amabilidad. En realidad no hace falta hacer nada, todos tenemos estas cualidades y salen como un estornudo cuando estamos conectados a nosotros mismos. Y si hay mucho ruido fuera primero aparta los obstáculos, después filtra tus prioridades y luego es cuando debes mover la emoción, la tuya. Siento luego existo, y así siempre aprendo.  Sabiduría.

La sabiduría, el amor y la compasión nos alejan del ego, y sin ego podemos comprender mejor. El amor es el deseo genuino de llegar a la felicidad, y la compasión es la unión del amor genuino y el amor con y hacia los demás.  Así que, cuando estés conectado contigo mismo te darás cuenta que el contenido de muchos de tus pensamientos solo son percepciones, y que lo importante es la relación que decidas tener con ellos, contigo. Pasa igual con la relación con los demás, muchas veces el contenido de las conversaciones no es la prioridad, la prioridad es la relación, pero sin tener la cabeza despejada de ruido es imposible llegar al punto de partida para evolucionar.

Si cambiamos la percepción cambiamos la consciencia, y si cambiamos la consciencia procesamos y trascendemos. Las experiencias no son casuales, son oportunidades para aprender, y para aprender debemos decidir con paz, nunca con resentimiento. Las soluciones surgen de la ausencia de juicio, y para ello debemos romper con la creencia de que nuestra interpretación es verdad porque si no nace la necesidad de defensa. La curación no es nada más que sabiduría, y para llegar a ella hay que procesar la información, comprenderla y trascenderla.

Todos queremos ser necesarios, pero esto no tiene nada que ver ni con el dinero ni con lo material, tiene que ver con que todos somos uno. Aunque la consciencia sea un camino individual es la que nos une a todo el resto. Hemos de salir de la hipnosis colectiva ya que la percepción no es realidad y el éxito está en nuestra mente, el éxito es ser feliz. Porque tu felicidad es la mía, y la mía es la tuya. Esto es lo mejor de mi profesión.

Aprende a navegar por este mar de emociones y sigue tu propio rumbo, ya que dependiendo de cómo lo hagas vivirás en un mundo más grande o más pequeño. ¿En qué mundo quieres vivir? ¿En la falsa realidad del imaginario colectivo que no es más que un juego, o en tu autenticidad? En el mar la línea recta no es siempre el camino más corto, cree y actúa como si fuese imposible fallar. ¿Quién te lo impide? ¿Tú o los demás?

Siente, y si te dicen “tú no puedes”, diles “mira cómo lo hago”.

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