Esta mañana me encontré de morros con esta frase y en ella hay algo que como psicóloga me chirría. Espero que a algún otro psicólogo también porque, aunque sea una manera de hablar, aceptar una situación que no nos gusta ya sea personal, profesional, política o social es una lucha que a veces nos vence moral y emocionalmente.

Todos podemos entender en primeras carnes lo que significa esto en plano personal ya que aunque seamos personas sanas todos vivimos situaciones o momentos difíciles. Profesionalmente ocurre lo mismo, podemos sentirnos bien remunerados pero sentirnos vacíos o viceversa. Políticamente no hay por donde coger la situación, aceptar la situación actual es un despropósito para la coherencia de muchos, por no decir todos. Y todo esto junto, sin saber que va primero, conforma el bienestar social, el tener una población sana o no.

En la consulta de todo psicólogo nos damos cuenta de las fluctuaciones de nuestros pacientes, incluso se ha notado la crispación social que hay en Barcelona. Políticamente problema, socialmente también, profesionalmente mucho paro y sueldos muy bajos, y si, personalmente esto determina la salud de las personas, cómo aceptar las cosas y como quieres que sean. En mi caso al trabajar también con deportistas (una población con unas características concretas) detecto bien rápido cuando hay una persona sana en frente de mi. El deporte sana (y no solo físicamente), y una sociedad sana también.

El propósito de todo psicólogo no es que sus pacientes no tengan problemas sino que consigan convivir con ellos siendo personas sanas, porque así se funciona mejor. Si saneáramos como convivir con nuestros problemas… otros líderes tendríamos y en otra calidad de ciudades viviríamos.

Así pues cogemos la frase “A veces debes acceptar las cosas como son y no como quieres que sean”, como una forma de saber vivir con ellas sin luchar en contra pero sin rendirse. Saber vivir con ellas y tolerar que a veces no son como queremos nos ayuda a valorar mucho más lo que va bien, y es entonces cuando cada uno y entre todos podemos mejorar las situaciones y la visión que tenemos de la realidad.

Evitar una situación no funciona porque vuelve a suceder. Controlarla tampoco porque es un esfuerzo inútil. Tolerarla es convivir con ella sin luchar pero sin rendirse desde una posición sana. Sin dejar de funcionar todo se transforma. Quedarse quieto tampoco es una opción cuando la parálisis por análisis te desvía de tu vida, pero si tu cuerpo te lo pide hazle caso. Escucha y actúa, no hacer nada es hacer algo, no luchar y saber convivir con lo que sucede también.

Ojalá todos partiéramos de que aceptar no es rendirse por feo que parezca el panorama que tenemos en frente. Vive aunque a veces las cosas no sean como tú quieras.

Sana.

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