La cohesión de equipo logra resultados insuperables.

By 15 julio, 2018octubre 26th, 2021Prensa

Hace días que una frase viene a mi desde diferentes situaciones, situaciones que pueden darse en la consulta de cualquier psicólogo de Barcelona o de donde sea, situaciones que pueden darse en un equipo sea del deporte que sea, situaciones que pueden darse en cualquier equipo o sistema de trabajo de la naturaleza que sea. “EL CONTROL NO EXISTE, SOLO EXISTE QUE TODO EL MUNDO SEPA LO QUE TIENE QUE HACER Y LO HAGA BIEN”, siendo “BIEN” dar su 100% según el momento o situación en la que esté.

Esta es la gran misión, la gran misión de todos juntos y de todos por separado, pero como no podemos ni queremos controlarlo todo, debemos aprender a delegar, a confiar, a comunicar, a pedir ayuda, a funcionar con incertidumbre dentro del cambio constante, a anticipar, a ayudar  y a saber funcionar no sólo desde la autoexigencia y exigencia de los demás sino desde una perspectiva más global e integradora a nivel funcional, tanto individual como colectivamente.

“Think globally, act locally”. Piensa de manera global y actual de manera local, y mi coletilla es… de la manera más específica posible y desde lo que únicamente dependa de ti mismo. Si cada uno parte de ahí, sabe lo que tiene que hacer y lo hace bien, seguro que todo funcionará mejor globalmente.

Puede que este concepto sea muy llano y que “de la manera más específica posible” y “globalmente” parezcan ideas opuestas pero no lo son, son muy complementarias sobre todo cuando hablamos de equipos o de liderarlos.

Una demanda común en psicología del deporte es cuando un entrenador pide aprender a comunicarse mejor para poder sacar el 100% de cada uno de los miembros de su equipo, y así obtener mejor rendimiento y como consecuencia mejores resultados. Otro ejemplo sería cuando un equipo de trabajo (repito, de la naturaleza que sea) tiene un objetivo común y todos sus miembros de manera individual deben darlo todo para poder llegar a él. Sin delegar, sin confianza, sin comunicación, sin una perspectiva global y unos objetivos individuales específicos la misión puede ser fallida, y no por intención sino por falta de cohesión.

El orden (bendito orden) en todo esto es el 50% del trabajo y te ahorra el 50% de problemas, pero ¿quién debe poner orden? Un líder, ya sea de naturaleza formal o espontanea, o ambos. La diferencia entre uno y otro es que uno es elegido y el otro aparece espontaneamente por su naturaleza dentro del equipo. Para ello no hace falta que haya muchas jerarquías, pero si un organigrama funcional donde las funciones de cada miembro y las sinergias entre ellos estén definidas de la manera más específica posible. Mira los hindúes, algunos no aceptan castas y viven en armonía, pero ojo, a cada uno se le trata de manera personalizada. Diferentes somos, diferentes hacemos, pero juntos sumamos.

Ser un buen líder comporta ser epecialista en la temática pero también saber gestionar las personas. Liderar, qué palabra tan corta y cuanto contenido en ella. ¿Quien lidera? A mayor o menor escala lideramos todos. ¿Y qué significa liderar? Encabezar y dirigir un grupo o movimiento social, político, religioso, etc., o ir en cabeza de una clasificación generalmente deportiva, por lo tanto de un EQUIPO. Perdonad por mi humilde opinión, para mí los equipos están hasta en cada hogar, están en cada espacio y lugar donde hay un objetivo común.

Después de estos párrafos como psicóloga es normal que me cuestione ¿porque la gente no se entiende si tienen un objetivo común y por voluntad propia accedieron a un compromiso específico en sus tareas? Y la respuesta es aquello que llevo años observando en muchísimos escenarios, desde lo más cotidiano a lo más profesional: “qué difícil es comunicarse”. ¿Os habéis dado cuenta que muchas veces el problema no está en el propio contenido de la comunicación sino en la relación entre las personas que intentan comunicarse? Os propongo un ejercicio curioso del que todos pecamos: intenta observar cuantas veces preguntamos algo y no se contesta aquello que hemos preguntado aunque por contexto o por conocimiento nos entendamos.

Mi conclusión es que si le prestáramos más atención a comunicarnos mejor todo proceso y todo lo de alrededor también funcionaria mejor. Encasquillarse en temas que no llevan a ninguna parte es una especialidad de muchos, pero cuando hay objetivos comunes y los roles están claros los problemas extras o se solucionan rápido o directamente no ocurren. Energía, tiempo y salud para todos.

Comunicación y rol, dos palabras que solas no van a ninguna parte. Un barco no funciona sin un buen capitán, pero hay que tener muy en cuenta que tampoco funcionaria bien sin el resto de la tripulación.  Parto de la base de que en un mismo barco no todo el mundo se entiende a la perfección y puede haber rivalidades aunque cada uno tenga un rol específico. Si formas parte de una misma tripulación, o aceptas que no es necesario que todos seamos amigos o las rivalidades no podrán ser sanas. ¿Rivalidades sanas? Entiendo una rivalidad sana como aquella que potencia tu rendimiento y no destruye ni el de nadie ni le resta al compromiso común. Si no son sanas el barco se puede hundir, y no no por falta de rendimiento sino por falta de motivación, cohesión y confianza. Deja de experimentar tu pasado en tu presente y tira de la realidad para crear realidad. ¿Cómo?

Ningún psicólogo debería decirte que no te puedes enfadar, que debes llevarte bien con todo el mundo, que no puedes sentir o que no puedes equivocarte, pero lo que sí debe decirte es que para poder funcionar en equipo debes pagar el precio entero y aprender a dejar de centrarte el significado de aquello que te genera miedo, respeto, rabia o aversión, porque eso no te permitirá centrarte en lo que te hace sentir útil y poderoso dentro de tu rol y dentro del equipo. El equipo te necesita, así que tampoco dejes de comunicarte, pero desde la acción y no desde la reacción. Para ello debes focalizar tu atención en tus propios objetivos, como más específicos sean mejor, y así desplegar todos tus recursos para llegar a alcanzar el objetivo común. Todos somos uno.

Todos tenemos nuestra parte de compromiso aunque el barco sea uno y solo haya un capitán. Unidos vencemos, divididos caemos, así que cuando cualquier miembro de la tripulación esté en apuros (incluso el capitán), todos debemos estar dispuestos a asumir responsabilidades que en inicio no son específicas de nuestro rol. Nadie sabe el valor de una palabra de aliento hasta que la recibe de su equipo. Si esto no sucede o alguien sale de su rol se rompe el compromiso, y es cuando el barco va a marchas forzadas y aun así no avanza por tener más resistencias que el propio viento, considerando el viento las dificultades o cambios que puedan ir apareciendo y que todos juntos y por separado deberíamos ir solventando para que las individualidades no destruyan el compromiso colectivo.

Capitán,  si tus acciones y tu ejemplo inspiran a los demás a aprender más, hacer más y ser mejores, eres un líder. Escucha, comunica, negocia, pacta, delega, confía, se asertivo, empático, pero sobretodo…Capitán, la cohesión de equipo logra resultados insuperables. Espero que este vídeo os divierta y os ponga a cada uno en el lugar donde queréis estar, así todo es más divertido, hasta cuando parece que cuesta.

Ningún mar en calma hizo experto a un marinero. Preparados, listos, ¡YA!

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