Esta semana ha sido el cumpleaños de mi ahijada, cumplió ¡¿¡7!?! Hace dos días aún era un bebé que crecía pero ahora ya es una niña. A su manera lo pilla todo, lee y escribe, ya compite en el deporte, tiene carácter, es prudente pero atrevida, cuida de su familia y sus amigos… aún así es una niña.
¿Porque enfatizo que es una niña? Pues porque ni padres, ni entrenadores ni nadie, en ninguna de las áreas podemos pretender que un niño razone como un adulto, porque un niño no es un adulto pequeño, ni en Barcelona ni en ninguna parte del mundo.
Seguramente muchos psicólogos, deportivos o no, se habrán encontrado en la misma situación que yo: te traen o te quieren traer al niño, y la mejor solución (o mejor dicho la solución) es que vengan ellos por ser quienes pasan tiempo con él y pueden ayudarle a gestionar cualquier situación. Para llegar a esta conclusión no hace falta ser psicólogo, pero muchas veces por querer ayudar demasiado a alguien no lo estamos ayudando de la mejor manera.
¿Y entonces qué proponemos? Los psicólogos somos muy partidarios del poder del dar ejemplo, de la importancia de las creencias por limitar pensamientos y posibilidades. En los adultos este factor es muy clave, pero con los niños es vital por ser esponjas con patas durante toooodo el día, hasta del detalle que nosotros no vemos.
El vídeo que voy a compartir me lo envió una de mis psicólogas favoritas de Barcelona, por ser una gran profesional y una mejor amiga. Es un vídeo de Nike titulado “Nike y el empoderamiento femenino”, y lo que pretende transmitir no es exclusivamente para mujeres ya que el mensaje es el motor de la fuerza que nos lleva a conseguir aquello que deseamos, niñ@s y adult@s.
El escenario esta lleno de la fuerza de una niñita, el público lleno de adultos a los que hace pensar mientras otros adultos le reafirman con su ejemplo que debemos luchar por lo que queremos, desde bien pequeños pensando como niños desde el ejemplo de los adultos.
Si os dais cuenta el mal de las sociedades no es que no existan posibilidades, el mal de las sociedades es que nos apaguen nuestra liberdad de pensar.
A veces los adultos adoramos la inocencia de los niños, cuando lo que tendríamos que admirar es su capacidad de aprendizaje por ser vírgenes de prejuicios y de creencias limitantes.
¿Ahora somos los adultos los que queremos ser niños mayores verdad? Saca tu niño interior siempre que puedas, con tu experiencia puede ser una muy buena manera de funcionar y de dar ejemplo.
Todos somos niños.