
Hambre emocional, ¿qué es el hambre emocional? Hambre es tener ganas de comer y emoción es lo que somos. Somos lo que sentimos y nos movemos por una causa, però también somos lo que pensamos. Así que pensemos.
¿Qué necesitamos para sobrevivir? Respirar, beber y comer, pero va mucho mas allá. Abraham Maslow jerarquizó las necesidades básicas del ser humano en una pirámide que va desde las de carácter puramente fisiológico hasta la autorrealización, pasando por las de seguridad, las de afiliación y las de reconocimiento. Pues para mi el hambre emocional es todo aquello que comes (sin contar con el hambre real) fruto de una sensación o emoción no detectada o no satisfecha en los estadios previos a la autorrealización.
A veces pensamos que tenemos hambre y lo que tenemos es sed, otras no sabemos si tenemos sueño o hambre, a falta de sexo o cariño comemos chocolate o cualquier alimento que nos proporcione placer, cuando estamos nerviosos por cuestiones sentimentales, económicas, familiares o laborales también nos da por comer con ansia o más de lo normal, cuando necesitamos relacionarnos o movernos después de estar muchas horas trabajando/estudiando nos entran ganas de comer por comer, cuando la falta de control, seguridad y/o confianza nos invaden comemos para obtener satisfacción inmediata, o incluso cuando estamos en nuestro sofá sin hacer nada, etc. Pero cuando nos sentimos autorealizados por tener cubiertas las necesidades anteriores a este estadio, aunque no sean todas a la vez, es cuando el hambre emocional no traiciona a tu instinto y comes cuando tienes hambre de verdad.
Respirar, beber, comer, movernos, dormir, relacionarnos y una salud en equilibrio son la base de su pirámide y de nuestro bienestar, como también lo que muchas veces descuidamos por vivir tan rápido inmersos en la preocupación, el estrés y la ansiedad. Porqué, ¿respiras o hiperventilas?, ¿bebes suficiente agua?, ¿siempre comes por tener hambre o comes para saciar alguna emoción o placer ignorado o insatisfecho? Igual que estamos sobreestimulados y esto no nos permite darnos cuenta de lo que nos falta por saciar, también estamos sobrealimentados pero desnutridos de aquellas vitaminas que nos permiten llegar a la autorealización y a respirar sin hiperventilar.
Porque sin respirar podemos aguantar segundos, sin beber días y sin comer semanas, pero ¿y sin todo lo demás? Todo lo demás también equilibra tu salud, pero como podemos sobrevivir sin ello nos acostumbramos a comer por comer y a comer lo primero que pillamos para saciar el impulso del momento y no lo que realmente necesitamos. Y no estoy hablando estrictamente de comida, que también.
En pocas palabras, antes de comer para saciar el momento, pregúntate de qué tienes hambre. El primer paso es tomar consciencia de cuáles son los platos principales en tu vida actual y cuanto necesitas de cada uno para sentirte emocionalmente saciado y en equilibrio. El segundo es identificar esos momentos (normalmente estratégica e inconscientemente instaurados en nuestra rutina) en los que el hambre emocional aprieta y no es real por tener el estómago lleno. Y el tercero es preguntarte en ese preciso instante, antes de ir a buscar tu placer instantáneo, de qué tienes hambre de verdad. Una vez hayas detectado ese plato principal de tu vida del que tienes ganas, ve a buscarlo sin esperar a que te lo den los demás. Pero sin prisa, porque la prisa nos lleva a reaccionar más que actuar, y a poner tiritas por no parar a pensar de qué tenemos hambre de verdad.
Tal y como dijo Juan Echegaray en la entrevista que le hicieron en la Vanguardia, “no busques ser comprendido, compréndete tú”, porque para armonizar contigo mismo y con lo que te rodea se trata de ir más allá de los sentidos. Pero para hacer esto no significa que debamos estar quietos o que no podamos sentir ansiedad, porque todos y cada uno de nosotros, además de no poder ignorar la sobreestimulación que nos rodea, ante algo que nos importa la sentimos.
La prisa y el placer instantáneo forman parte de nuestra sociedad, hasta se compra y te lo llevan donde tu estás, y es esto justamente lo que nos obstaculiza aprovechar lo que la ansiedad nos quiere decir y lo que podemos llegar a hacer con ella: si comernos ese croissant de la esquina que tanto nos tienta o usarla como una energía que nos conduce a saciar una necesidad real. Porque la ansiedad bien canalizada te permite llegar allí donde deseas llegar, esta es la parte positiva.
Ansiedad, ¿usarla a tu favor o desaprovecharla en tu contra? Elige, porque no es una tontería, y sino mira. La ansiedad se está apoderando de nuestra manera de estar en el mundo como algo normal, y me gustaría que te preguntaras qué te cansa más, ¿lo que haces o lo que te preocupas por lo que haces? Antes de preguntártelo date permiso para parar. Y es que esta manera de funcionar se apodera de nuestros funcionamiento, de nuestros pensamientos, emociones, y hasta de nuestra salud y manera de relacionarnos con los demás y con nosotros mismos. No confundas quien eres con en lo que te conviertes cuando estas bajo dicha manera de funcionar.
Cada uno de nosotros deberíamos hacer un ejercicio de consciencia antes de ir al médico y ponernos una pastillita debajo de la lengua, antes de tomar relajantes musculares para dormir mejor y antes de categorizarnos como personas ansiosas. Por un lado debemos dar las gracias de la existencia de dichos fármacos, pero si los usamos para ahorrarnos sufrimiento y tiempo es como si los usáramos como una huida hacia la solución, como una tirita que no oxigena la herida para que sane.
¿Pero sanar el qué? En primer lugar el malestar y cansancio extra que te ocasiona el vivir hiperventilando, controlando y preocupándote en exceso en vez de permitirte respirar y funcionar. Esto desgasta tu salud y tu claridad mental, ambas necesarias para que en segundo lugar encuentres aquello que te está pidiendo tu cuerpo en forma de reacciones espontaneas para saciar ese hambre emocional.
El secreto es no luchar en contra de lo que la energía nos pide, porque todo lo que forma la energía es inteligente. Comprendiendo esto entenderemos que podemos usar toda la energía de cualquier manera que se nos presente para evolucionar, y será entonces cuando nuestra percepción de la realidad y de posibilidades se ampliará en nuestra mente reaccionando menos y actuando más.
Nútrete de lo que te haga feliz, de lo que le sume a tu salud y de lo que te deje vivir en paz, pero no olvides que somos animales de costumbres y que un poco de orden nos ayuda a mantener el equilibrio en cualquier desorden. Así que igual que debes cuidar y respetar los horarios de las comidas, los de descanso, hacer ejercicio de forma regular y no pasarse con el azúcar, también debes respetar los horarios de trabajo y endulzar tus emociones de necesidades de verdad.
Porque el síndrome de abstinencia no solamente es físico sino también emocional y porque te mereces lo que tu energía te pide saciar, para unos segundos y escucha lo que necesitas de verdad.
Bon appetit.