El trasvase de parte del vocabulario de un campo científico al acervo popular es más común de lo que podemos imaginar. Y en el caso de la psicología esto se da con bastante frecuencia. Pensemos si no en la palabra “histeria”, que de ser una enfermedad mental con una larga trayectoria en la historia de la medicina ha pasado a designar un estado transitorio de excitación nerviosa, palabra que empelamos al tuntún y a veces de manera ofensiva. Pues bien, en cuanto al término “depresión” lo hemos asimilado de tal manera en nuestro vocabulario diario que en ocasiones perdemos de vista que se trata de una enfermedad mental grave con unas consecuencias devastadoras para aquellos que la sufren.

Solemos emplearla como sinónimo de “tristeza” y esto hace que su verdadero significado quede diluido, lo que hace un flaco favor a las personas afectadas. Por otro lado, pareciera que expresar que nos sentimos tristes no sea de recibo, y que decir que “estamos deprimidos” se acepte mucho más, pues suena más “profesional”, más frío, lo que nos aleja emocionalmente de lo que estamos sintiendo. Toda emocion nos indica que debemos hacer algo, por lo tanto si nos mobilitza es positiva, las emocionar no son negativas.

Diferencias entre tristeza y depresión

Sin embargo, las diferencias entre la tristeza y la depresión son enormes y es necesario establecerlas para dar a cada una su justo lugar. Para empezar la depresión es un trastorno y, por lo tanto, debe ser tratado en su justa medida. Por su parte, la tristeza es un estado de ánimo. Además, el factor duración tiene mucho que decir: mientras que la depresión se puede extender en el tiempo de manera más o menos duradera y, por lo tanto, se cronifica, la tristeza suele ser un estado transitorio, de duración breve. Así, se establece que si una persona siente tristeza (además de otros síntomas) por más de seis meses, es posible que esté sufriendo una depresión.

La falta de ganas de hacer cosas, conocida como apatía, es otro de los síntomas de la depresión. Así, si una persona se siente triste pero es capaz de llevar a cabo casi todas sus actividades diarias sin demasiado esfuerzo, estaríamos ante un caso de tristeza y no de depresión. De esta característica se deriva otra: el grado de aislamiento. Alguien que se siente triste posiblemente busque apoyo en las personas de confianza de su entorno, aunque haya reducido a mínimos sus contactos sociales. Por el contrario, alguien que padezca depresión será incapaz de buscar ese consuelo en un círculo vicioso que la llevará al aislamiento casi total de su entorno.

Por último, queremos destacar algo de suma importancia. Una persona que esté pasando por un momento de tristeza en su vida, a pesar de que experimenta dolor emocional, es capaz de mirar hacia el futuro con esperanza. Sin embargo, aquel que padezca una verdadera depresión será incapaz de hacerlo: no hay esperanza, no hay deseo, no hay proyección hacia el futuro. 

La depresión debe ser atendida por un profesional que ayude a la persona afectada a salir de una situación de la que no se ve capaz de escapar con sus propios medios. Si sientes que este es tu caso, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Estaremos encantados de poder ayudarte. 

error

Disfruta de este blog.Pasa la voz:)