Trastornos de conducta: Qué son y cómo detectarlos

Trastorno de conducta: definición

Se llama trastorno de la conducta a un trastorno en el comportamiento, a veces, detectados y diagnosticados durante la infancia, cuya característica principal es la presencia de comportamientos antisociales que vulneran los derechos de los demás, así como los estándares y reglas asociados a la edad. Pueden darse un amplio muestrario de comportamientos antisociales, como pueden ser la irresponsabilidad, algunos comportamientos delincuentes o vulneraciones de los derechos de los demás, como el hurto. No siempre se producen juntos, pueden darse de forma aislada.

Estos trastornos son un conjunto de problemas de tipo emocional y de comportamiento, y aquellas personas que los sufren suelen tener complicaciones a la hora de adoptar comportamientos que se consideran aceptables socialmente.

¿Cómo se diagnostica el trastorno de conducta?

En ocasiones puede ser complicado diagnosticar a un niño o adolescente un trastorno de comportamiento. Es posible sospechar que se tiene, pero realmente, quien puede realizar un diagnóstico es un profesional cualificado para ello. Es necesario realizar una evaluación tanto del niño como de la familia para poder diferenciar un trastorno de estas características, de otras conductas posibles que sean normales, así como aquellas que se producen de forma transitoria en determinadas fases de la vida.

Existen criterios y diagnósticos para el Trastorno de Conducta, entre los que podemos señalar los siguientes:

Patrones de comportamiento que no respeten los derechos de los otros, como comportamientos violentos, de crueldad física y mental, de elusión de responsabilidades y no cumplimiento de normas.
Malestar significativo en el área social, académico y/o laboral

Si los síntomas se detectan en niños o adolescentes, lo más aconsejable es acudir lo antes posible a un profesional para evaluar y tratar posibles problemas futuros.

 

¿Cómo prevenir los trastornos de conducta?

Hoy en día se ha demostrado que para prevenir los trastornos en el comportamiento son muy eficaces las acciones destinadas a reducir los factores de riesgo y a potenciar aquellos factores positivos.

Son positivas todas aquellas acciones que se enfoquen bienestar mental de la persona y en la seguridad económica. Las estrategias macro políticas, como puede ser la legislación laboral para la mejora, una vez más, del bienestar de la persona, también ayudan a prevenir los trastornos de conducta.

Igualmente, el ejercicio físico, el apoyo social y la participación comunitaria son factores también beneficiosos para la prevención.

 

Trastornos de conducta alimentaria

Según la Associació contra l´Anorexia i la Bulimia, los trastornos de la conducta alimentaria son “trastornos mentales caracterizados por un comportamiento patológico frente a la ingesta alimentaria y una obsesión por el control del peso”.

Producido por varios factores, influyen en ellos causas biológicas, psicológicas, familiares y socioculturales, y provocan consecuencias negativas a nivel físico y mental. Los más conocidos son la anorexia y la bulimia nerviosas, aunque existen otros muchos, como la ortorexia u obsesión por la comida sana y la vigorexia, que es una obsesión por el ejercicio físico.

Se trata de enfermedades graves, pero que, con un tratamiento adecuado, se pueden reconducir de forma efectiva.

 

Trastorno disocial de la personalidad

Se habla de trastorno disocial cuando existen conductas recurrentes de conductas distorsionadas, destructivas y negativas, además de transgresoras de las normas sociales. Supone un desajuste social de las personas que lo sufren. Su rasgo principal es un patrón de conducta persistente en el que se trasgreden los derechos básicos de los demás y las principales normas básicas sociales propias de la edad.

Además, genera un deterioro del funcionamiento social, académico o laboral significativo. No obstante, la aparición de las conductas que hemos descrito antes no es criterio bastante para un diagnóstico, sino que el individuo debe experimentar un deterioro importante en su ajuste, considerando el entorno en el que se producen estas conductas.

 

Trastornos de conducta en niños y adolescentes

Los niños y adolescentes con estos trastornos necesitan una evaluación comprensiva, pues de otra forma, si no reciben un tratamiento adecuado, continuarán con ellos y no podrán ser adultos sanos.

De entre los muchos problemas que pueden experimentar los niños y adolescentes, podemos señalar los siguientes:

  • Agresión hacia personas y animales.
  • Acoso, intimidación o amenazas.
  • Peleas físicas.
  • Daño físico a otros con objetos.
  • Crueldad animal y humana.
  • Destrucción de la propiedad.
  • Incendios para causar daño.
  • Destrucción de la propiedad ajena deliberada.
  • Violación de las reglas.
  • Se escapa de casa.
  • Absentismo escolar

El tratamiento de desórdenes de conducta puede ser difícil. Además, es posible que el niño –adolescente no quiera cooperar por miedo y desconfianza.

 

Trastorno de conducta en adultos

Los adultos con trastornos de conducta encuentran difícil adaptarse a las exigencias del medio por tener una percepción deformada de la realidad. Además, tienden a perpetuar los conflictos y a no soportar las situaciones tensas. Estos comportamientos suelen demostrar y expresar un estilo de vida, y cómo el individuo se relaciona consigo mismo y con los demás.

Trastorno madurativo

El trastorno madurativo no es más que un retraso en la psicomotricidad, el lenguaje, el desarrollo cognitivo o la interacción social. Este problema impide progresar al niño en su desarrollo, aunque con un tratamiento adecuado, llega a corregirse.

 

Trastornos nerviosos

Algunos trastornos nerviosos pueden tener origen genético y degenerativo, pero otros se pueden generar por el deterioro de la función metabólica.

De entre este tipo de trastornos, podemos señalar el Alzheimer, el Parkinson o la esclerosis múltiple, frecuentes en ancianos.

Existen muchos tipos distintos de trastornos nerviosos, trastornos que afectan a distintas partes del sistema nervioso y cuyo tratamiento es imprescindible consultar a un profesional.

Trastorno negativista desafiante: pautas educativas y para padres

El trastorno negativista desafiante es “un patrón recurrente de conducta negativista, desafiante, desobediente y hostil hacia figuras de autoridad que se mantiene por lo menos durante seis meses.” que debe tratarse para evitar problemas más graves y con el que deben lidiar padres y profesores.
Algunas pautas para ello pueden ser las siguientes:

  • Acudir a un especialista para que diagnostique el trastorno y establezca el tratamiento a realizar.
  • Crear normas y reglas para el niño, para que las acepte y comprenda y en última instancia, las cumpla.
  • Definir conductas adecuadas.
  • Reforzar positivamente las conductas adecuadas.
  • Hacer que las conductas no deseadas tengan consecuencias negativas para el niño.
  • Ser paciente y empático.
  • No entrar en luchas de poder.
  • Desarrollar su inteligencia emocional.

 

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