
Los efectos de la pandemia de Covid-19 en nuestra sociedad todavía no se pueden analizar en profundidad. Sufrimos un bombardeo constante de información sobre el virus y el número de contagios, muertes, nuevas cepas, etc. que, sin lugar a dudas, pueden provocar un mayor estado de ansiedad, generando efectos inmediatos en nuestra salud mental.
Sin embargo, a largo plazo y mucho más allá de nuestra propia salud mental, el sentimiento constante de amenaza puede tener efectos mucho más grandes y traicioneros en nuestra psicología y nuestra conducta.
La teoría del sistema inmunológico conductual
Desde hace años se estudia la teoría del sistema inmunológico conductual. Este sería la primera defensa de una persona ante un agente patógeno y se basaría en reducir el contacto con los posibles patógenos.
En este caso, no hablamos de nuestro organismo defendiéndose contra la enfermedad, sino nuestra mente y nuestras acciones.
Ese sistema autoinmune conductual nos haría disminuir al mínimo nuestras interacciones con el resto de personas, para evitar que se propague la enfermedad. El distanciamiento social es algo instintivo cuando creemos que el resto de personas pueden ser una fuente de contagio.
Pero, los cambios sociales y de conducta del ser humano ante una amenaza como la del Covid-19 pueden ir mucho más allá.
Más vale prevenir, que curar
Podría decirse que el sistema inmunológico de conducta se basa en la premisa de que más vale prevenir que curar. Esto nos pone en una situación de defensa que, de algún modo, extrapolamos mucho más allá de la enfermedad.
Por ejemplo, este sistema inmunológico podría afectar a las decisiones que las personas toman cuando van a votar en unas elecciones. La manera en que cada uno de los candidatos tenga pensado trabajar para afrontar la pandemia, puede ser motivo para cambiar una tendencia de voto.
En este sentido, podríamos ser víctimas de información irrelevante, dejando que esta altere de forma evidente nuestras decisiones morales o nuestras opiniones políticas, temas que poco o nada tienen que ver con una pandemia vírica mundial.
Vigilancia moral, miedo a los extraños y Covid-19
Ante una pandemia, como la Covid-19, tendemos a ser más severos cuando juzgamos el cumplimiento ajeno de las normas.
Por ejemplo, cuando vemos que alguien no respeta la distancia de seguridad o no usa desinfectante antes de entrar al supermercado, el sistema inmunológico de conducta nos puede llevar a ser mucho más críticos con su comportamiento. (Un comportamiento que hubiese sido el habitual antes de la pandemia.)
La pandemia nos hace tener un mayor miedo a los extraños, lo cual, además, puede llevarnos a ser más racistas o xenófobos.
Para finalizar, es importante puntualizar que hay personas que tienen este sistema particularmente sensible. Esto hace que reaccionen con mucha intensidad ante cualquier cosa que interpreten como un riesgo de infección.
Este tipo de personas, probablemente, ya eran más respetuosas con las normas sociales y más desconfiadas de los extraños antes de la pandemia. Por eso, una mayor amenaza solamente acentúa su forma de comportarse.
Pero, como mencionamos al principio, más allá de los comportamientos que pueden ser vistos de forma más evidente, todavía no sabemos cuál será la repercusión total que tendrá la Covid-19 en nuestra vida social, y cómo afectará el sistema inmune de conducta a las decisiones políticas y morales que se deriven.