
Sentirte comprendido es un acto de responsabilidad personal.
La responsabilidad emocional nos anima a hacernos cargo de la responsabilidad de las emociones en nuestras relaciones. Significa nos solo asumir las consecuencias de tu comportamiento, si no también de lo que piensas y sientes. En una palabra, nuestra existencia.
Cuando interactuamos con los demás, la mayor parte del tiempo, realmente hablamos de nosotros mismos, incluso cuando estamos expresando nuestra opinión sobre amigos o familiares. Proyectamos en los demás lo que no estamos dispuestos a aceptar en nuestra propia realidad. En otras palabras, y responsabilizamos a los demás de nuestras emociones.
Por eso, leer a otras personas puede reflejar con precisión lo que nos está pasando. Estas interacciones actúan como espejo, mostrando qué partes o problemas no hemos resuelto de nosotros mismos.
No significa que no debas expresar y manifestar lo que opinas o sientas respecto a los demás, sino que has de responsabilizarte de cómo te sientes, y no otorgar al exterior el poder de tu bienestar o malestar.
“Tú eres el responsable de cómo me siento”
Tendemos a responsabilizar a los demás de nuestras emociones, de lo que sentimos, del mismo modo que nos responsabilizamos de los sentimientos de los otros. Así, nos centramos en el exterior en lugar de centrarnos en nosotros mismos.
Si alguien a nuestro alrededor no se siente bien, nos sentimos responsables y tratamos de hacer algo al respecto, como si tuviéramos la solución para aliviar el sufrimiento ajeno. Por el contrario, cuando nosotros mismos nos sentimos mal, ponemos la responsabilidad de ese sentimiento en los demás o en las circunstancias que estamos viviendo.
Hazte cargo de tus emociones negativas
Evidentemente, tienes derecho a estar molesto por lo que sea que te ha pasado, igual que cualquier otra persona. Aunque, si trabajas ese malestar, todo será más fructífero y satisfactorio.
Entrarás en un proceso de autodescubrimiento y autodesarrollo, donde cualquier malestar que experimentes, ya sea con otras personas o con el contexto, será una oportunidad para conocerte mejor a ti mismo.
Si no hacemos este trabajo, nuestro estado anímico siempre dependerá de todo, menos de nosotros mismos.
Por eso, es recomendable ser un poco más conscientes de lo que decimos de los demás a la hora de opinar o criticar, pues en la mayoría de casos, nos identificamos en lo que expresamos.
Responsabilízate de cómo te sientes
Aceptemos de una vez que es posible que nos estemos proyectando en los demás. No es tarea fácil, ya que si lo estamos haciendo, probablemente sea porque no estamos preparados para asumir la responsabilidad en este momento. Por esta razón, tendemos a resistirnos a asumir la responsabilidad de nuestras reacciones, pero es necesario reconocerlo y ser consecuentes.
Cabe recalcar que ser responsable no significa ser culpable. El hecho de que alguien sea responsable, no significa que sea la causa de la situación. Responsabilidad significa aceptarnos a nosotros mismos como sujetos activos, y no solo objetos a merced del poder que, nosotros mismos, otorgamos a los demás.
Cuando tomamos conciencia de nuestra propia realidad emocional, podemos trabajar nuestro interior para seguir creciendo y madurando. Aunque a menudo vemos contradicciones, muestra que nuestro ego está tratando de protegerse con orgullo.
Sin embargo, la belleza del autodescubrimiento radica en las afirmaciones y autoengaños que nuestra mente nos obliga a seguir para, más adelante, desarmarlos e integrarlos en nosotros mismos.