¿Ha pasado el fin de semana y sientes que no has cargado pilas? ¿Te cuesta relajarte incluso en tu tiempo libre? ¿Te cuesta parar el cerebro por la noche y/o dejar de pensar en preocupaciones cuando es tiempo de desconectar o compartir?

En los últimos artículos he hablado del maravilloso mundo del estrés y de algunas de sus causas y consecuencias, por lo que me veo con la responsabilidad de hablar de su funcionamiento interno, de su percepción y de su gestión para entender que el uso de medicamentos en gran medida no es la única solución. ¿Quieres entenderlo?

En mayor o menor medida todos hemos oído a hablar del envejecimiento celular y de su prevención mediante la alimentación, pero si pensamos que con llevar una alimentación saludable es todo lo que podemos hacer por la salud de nuestras células lo llevamos claro. Ir al médico para reparar cualquier daño no basta sino que también debemos cuidar del mecanismo que se encarga de hacer funcionar estas células, nuestro sistema nervioso. El cuerpo humano está hecho de 50 trillones de células que cada una de ellas a cada segundo se coordina con billones de reacciones químicas de nuestro cuerpo, todo un mundo. Pero ¿porque os digo esto? Porque el estrés es un desequilibrio celular, y como psicóloga a parte de tratar me apetece informar.

¿Cuantas veces a la semana no duermes tan bien como deberías? ¿Cuántas te despiertas cansado? ¿Cuántas no tienes la claridad mental ni la creatividad que sabes que puedes tener? ¿Cuántas estas irritable? ¿Cuántas ves el cansancio en tu piel? ¿Y tu pelo? ¿Cuidas tu alimentación y haces ejercicio físico y no entiendes porque no pierdes grasa acumulada? ¿Cómo son tus digestiones? ¿Y tus latidos? ¿Problemas hormonales? Podría seguir pero prefiero cuestionar ¿Cómo es la salud de tus células? ¿Y de tu sistema nervioso? ¿A qué lo has acostumbrado?

Está claro que el estrés lo podemos tratar con médicos y psicólogos, y que el envejecimiento celular lo podemos cuidar con nuestra alimentación, pero párate a pensar, ¿de qué no podemos prescindir para estar vivos? De Oxigeno. ¿Y cómo lo obtienes? Respirando. Una de las funciones de un psicólogo para la gestión del estrés (a parte de ayudarte a detectar y gestionarlo mentalmente) es la de reeducar la respiración.

Me explico. El oxígeno es el encargado de proporcionar energía a las células para prevenir desórdenes de cualquier función vital y a la vez potenciar los mecanismos naturales de defensa para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo. Entre ellos, y el que me interesa en éste artículo, la restauración física y mental mientras dormimos. Pero ¿qué ocurre cuando estamos estresados? Que nuestro sistema nervioso está alterado estructural y funcionalmente y prioriza usar la energía para vencer el estado y sensación constante de estrés anulando la  función de restauración física y mental, y es entonces cuando nuestro cuerpo falla. Dicho de otro modo, nuestro cuerpo siempre está cansado porque se mantiene en constante alerta incluso cuando no hay peligro, y he aquí la maravillosa rueda del estrés.

¿No te apetece dormir mejor? ¿No te apetece tener más energía? ¿No te apetece dejar de tener antojos? ¿No te apetece dejar atrás los problemas digestivos? ¿No te apetece dejar de almacenar grasa? ¿No tienes ganas que tu piel y pelo reluzcan de nuevo? ¿No te apetece ver las cosas más fáciles y sentir que todo cuesta menos? Dale oxígeno a tus células y deja que tu cuerpo use la energía para cosas más productivas y que te hagan más feliz que el estrés.

Ya sea acompañado o no de un psicólogo, a parte de rebajar o dejar de tomar estimulantes como el café y haciendo ejercicio físico, debemos aprender a respirar para dejar de respirar de forma superficial, que es como respiramos la gran mayoría de nosotros sin darnos ni cuenta. ¿Cómo? Incorporando de forma regular a lo largo del día prácticas restaurativas como lo son diferentes tipos de respiración diafragmática, la exhalación lenta, el Tai-chi, el Qi Gong, el Yoga, la meditación, etc. Con estos hábitos puedes cambiar la salud de tus células y cambiar la percepción de estrés que tiene tu cuerpo, tanto de noche permitiendo la función de restauración natural, como de día para usar tu energía vital para lo que realmente la necesitas o desees.

Para ello solo necesitas dos pulmones y un acto de voluntad, ya que igual que no te olvidas de mirar el móvil constantemente, también puedes no olvidarte de respirar, así de claro.

Si la vida te da limones, haz limonada. Si la vida te da estrés,…literalmente ¡¡¡RESPIRA!!!

 

Laura Servós
Psicóloga Barcelona

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