La demostración por reducción al absurdo consiste en demostrar que una proposición matemática es verdadera, probando que si no lo fuera conduciría a una contradicción, por lo cual sería verdadera. Menudo lío pero en realidad es lo más simple y la propia contradicción te lo reafirma, depende de lo que hagas con ella. La única manera de demostrarlo es probar a vivir.
En la vida real mil veces tendemos a montarnos historias que algunas veces acaban el la consulta de psicólogos por no haber parado el pensamiento a tiempo. Hay gente que peca de autoengaños, otra que directamente se cree sus propias mentiras (y a veces hasta mienten a los demás), otras que tapan lo que no quieren oír con ruido (exceso de redes sociales, dosis extra de trabajo, televisión, actividades, drogas, etc) y al final lo que resta esta muy lejos de lo que realmente sucedía al principio. Parece que jugamos al juego del teléfono con nosotros mismos cambiando la versión de la historia sin movilizar nada.
Este párrafo puede haber parecido muy negativo, pero darse cuenta de que la condición humana está desconectada de ella misma perdona todo aquel comportamiento del otro o de uno mismo que a veces nos decepciona o nos aleja de lo importante. Pocas cosas lo son. Para y mira cuánto tiempo le dedicas a las importantes y piensa que quieres hacer con ellas, esto si que es tu responsabilidad. Primero date cuenta en qué momento estas, será más real.
En la consulta de un psicólogo cada día pasan casos de frustración por desconexión, y a esto le llaman crisis de los cuarenta de los cincuenta o de lo que cada uno le quiera llamar. Dale las gracias a esos retos que te pone la vida, te ponen en tu lugar si decides darte cuenta de que ocurre. A veces observar duele, pero mal pensar da pereza y liarte demasiado cansa.
En ciudades como Barcelona la sobre estimulación muchas veces te conduce a tapar más lo que no queremos ver, por esto es buenísimo recordar qué lugares y personas te conducen a ese niño mayor que lo reduce todo al absurdo sin mucho esfuerzo.
Desde donde quieras lo puedes intentar, esta vez escribo desde las montañas. ¿Y tu?,
¿Te atreves?