Este articulo nació de varias situaciones, todas diversas pero todas con la misma intención: arrancar motores con decisión. Quiero destacar que algunas provienen del querer hacer un buen trabajo como psicóloga, pero otras simplemente provienen del corazón, porque psicólogos o no todos tenemos nuestros pensamientos y nuestros mejores deseos por aquellos que luchan por sus propósitos, retos y por aquellas cosas que van más allá de su profesión. La vida es para los valientes, y todos podemos serlo porque nacimos para eso. Las creencias tienen un papel determinante en esto.

Seas de Barcelona o no, tengas la edad que tengas, en algún momento habrás notado esa sensación de que nuestro mundo, sociedad, relaciones, trabajos, etc., son muy volátiles debido a la intolerancia o alergia a la espera, al esfuerzo, al compromiso, a la “educación”, y hasta me atrevería decir a la falta de libertad por estar inmersos en un sistema que parece que nos tiene permanentemente condicionados. No quiero ser dramática porque hay grados y grados, pero este sistema nos despersonaliza hasta el punto que puede modificar nuestros genes. El fenotipo existe y condiciona, pero somos nosotros los que decidimos.

Puede que en este artículo denotéis palabras que parezcan exclusivamente de una parte de mi trabajo como psicóloga, la psicología del deporte, pero esta es una guía que a parte de arrastrar unos valores de superación, esfuerzo, compromiso y respeto, también sirve como hilo musical para cualquier proyecto en el que queremos potenciar nuestro rendimiento y/o el de nuestro equipo por haber decidido luchar por algo que nos personaliza y nos dignifica. Y cuando digo equipo me dirijo a todo aquello que puede que empezara como un grupo de personas que se juntaron con un propósito y que ahora tiene un compromiso común.

Si tuviera que empezar por alguna parte hablaría de la perdida de energía que desgastamos cuando solamente nos centramos en los objetivos que van destinados a los resultados, ya que muchas veces la tensión, la ansiedad y estrés que estos nos proporcionan no nos permite darlo todo a aquello que en psicología del deporte denominamos objetivos tarea, que no es más que centrarnos en el plan de acción que hemos formulado para llegar a unos objetivos marcados y consensuados con conocimiento de causa y con una razón.

En un plan de acción los objetivos deben ser de distinta naturaleza, unos a corto plazo, otros a medio y otros a largo. ¿Porqué? Porque si los resultados son la consecuencia de la tarea, pensar en todo aquello que nos queda por hacer hasta el final puede agotarnos. Más vale cursar un plan de acción e ir dosificando su ejecución a la vez que priorizar lo realmente importante en cada uno de sus estadios, así tendremos más energía a cada paso que demos y los daremos con mayor seguridad por saber que vamos en el buen camino.

El plan debe ser flexible por varias razones: una, porque el cambio forma parte del camino; y dos, porque sino lo hacemos así podemos volvernos demasiado estrictos y también derrocharíamos energía en forma de preocupación excesiva o perfeccionismo disfuncional. No hace falta.

Objetivos específicos, instrucciones claras y ejecuciones controladas. Pero en realidad el control es un engaño, por lo que veo más útil poder usar bien nuestra mente para poder ejecutar aquello que hemos establecido hacer. Una cosa es aquello que queremos hacer y la otra el poder estar preparados mentalmente para hacerlo con más eficacia, seguridad y convicción. De eso va la seguridad, de eso va el éxito, de minimizar y saber gestionar el miedo, el dolor y la fatiga extra que conlleva pagar el precio entero de algo que realmente nos interesa. Porque señores y señoras, cuando hay un objetivo o un proyecto que nos motiva lo que es seguro es que deberemos trabajar y mucho, y no tan solo el físico (si es deportivo, o no) sino el saber gestionar el desgaste mental.

Fíjate si es poderosa la mente que es el subconsciente el que controla los niveles de dolor igual que tiene la capacidad de eliminarlo de inmediato liberando morfina como analgésico natural en su sistema. Con la fatiga y el miedo pasaría lo mismo con la adrenalina. Vamos a ver cómo evitar este sabotaje inconsciente y ganar a esas barreras mentales que a veces creemos que no podemos hacer nada con ellas por ser inconscientes.

Pensamientos, creencias, miedo al fracaso, el no puedo, la duda, el miedo a estar estancado… lo que realmente pienses de ti mismo en tu subconsciente más profundo determinará tus resultados, así que si no crees sinceramente en lo que haces siempre habrá algo que te impedirá aprovechar tu potencial. Si tratamos de lograr algo, primero deberemos de limpiar nuestras creencias de toda resistencia que nos lo impida, y no estoy hablando de resistencias que no dependen de nosotros sino de las dudas que tienes de tu propia habilidad y de saber encontrar soluciones a aquello que no puedes o no debes abarcar. Delegar es muy sano, igual que la confianza en los demás.

Ten bien claro que de camino a un logro aparecerá el nerviosismo, contemplado como debilidad, pues probablemente sea el aliado más poderosos e infravalorado que poseemos. El nerviosismo crea grandes actuaciones, por lo que impedirlo seria una de esas resistencias que pueden sabotearnos. Y te estarás preguntando qué podemos hacer cuando estamos ahí, pues es en esos momentos en los que debemos volver al plan de acción, no tomar decisiones, dejar la emoción quieta y encargarnos únicamente de la ejecución, que trabajo seguro que hay de sobras.

¿Pero cómo? A eso los psicólogos del deporte y del rendimiento le llamamos vía operativa, ya sea poniéndolo en práctica durante el proceso o para prepararte para un evento importante. La vía operativa debe ser una herramienta de lenguaje común dentro de un equipo para propiciar una actitud túnel para focalizarnos en la tarea, sobretodo cuando hay posibilidad de cualquier situación de alta tensión que nos pueda desviar de nuestro camino o nos reste energía para seguir con nuestra ejecución. Conoce tus riesgos y tus situaciones “x” y entrénalas.

Recapitulemos. Objetivos tarea, plan de acción, vía operativa… si, pero la respuesta está en tus pensamientos más sinceros, y sorprendentemente, en tus razones, así que cuando aparezca el nerviosismo o esa tensión que aparentemente no suma vuelve al plan de acción, sitúate, piensa en tus razones y ejecuta.

Para ejecutar también hay que entrenar la capacidad de reaccionar rápido, para eso los psicólogos del deporte enseñamos a poder crear rutinas previas o inmersas en la competición, no para no equivocarnos o no ponernos nerviosos sino para volver más rápido a la acción. Para ello detectamos aquello que nos entorpece con más frecuencia, creamos autoinstrucciones a modo de palabras clave y visualizamos ejecuciones. Y todo este rollo para que al final cuando lo tienes entrenado reacciones y actúes en menos de treinta segundos. Imagínate el poder que puede tener dicha herramienta en un equipo si coinciden hablar el mismo idioma. Brutal.

No quiero alargarme más porque no seguiría la lógica de dicha técnica o estrategia, solamente decir que prepararse mentalmente te acerca al éxito, ya que lo que practicas hoy va a tener un resultado directo sobre tu futuro cercano. Invierte en dirigir tu pensamiento en esperar lo mejor de ti i de los demás, en pensamientos poderosos. Un cambio interno automáticamente crea cambios externos.

Cambiar para conocer y conocer para cambiar, un reto aprendido, un reto que te acercará al éxito.

 

 

error

Disfruta de este blog.Pasa la voz:)