No es lo mismo ir al médico por una tos, por una gripe o por una pulmonía, pero… ¿Qué hacemos si nuestro cerebro nos envía mensajes negativos de lo que somos y de lo que no somos capaces de hacer? ¿Qué hacemos si sentimos miedo o vemos riesgo allí donde no los hay? ¿Y si nos pasamos la vida preocupados por cosas que no pasan nunca? ¿Cuántas de las cosas por las que te preocupas acaban sucediendo? ¿Te preocupa lo que sientes o lo que piensas? ¿Qué va antes, el huevo o la gallina? Demasiado ruido fuera para escuchar adentro. Observa, analiza y actúa. Esto es, en lo que un psicólogo te puede ayudar. El Dalai Lama dijo una vez “cuando dudes entre lo que dice tu corazón y lo que dice tu cabeza, sigue a tu corazón, que aún si te equivocas tu cabeza podrá ayudarte a aprender”.

Colegas psicólogos, estaréis de acuerdo conmigo que no ponerle resistencia a lo que sentimos nos permite vivir con más consciencia y aceptar quienes somos, pero es la calidad de nuestros pensamientos la que determina como vivimos aquello que nos sucede y como nos acercamos a aquello que queremos. Sin excepción, nuestra misión como psicólogos no es prohibir que brote la emoción, sino que los pensamientos negativos no la conviertan en destructiva. Toda emoción tiene su función pero son nuestros pensamientos los que crean nuestros sentimientos, nuestros sentimientos nuestras acciones y nuestras acciones nuestra vida. Aristóteles dijo una vez “Somos lo que hacemos repetidamente. Por eso la excelencia no es un acto, es un hábito” El pensamiento positivo sobre ti miso y en cómo vives lo que te sucede, es parte de la excelencia como personas que venimos a desarrollar.
Los pensamientos negativos nos separan y nos alejan de quien somos en forma de sentimientos que nos empequeñecen frente a la inmensidad del exterior, y por muy psicólogo que seas, es una realidad que nuestro cerebro necesita readaptarse porque nuestro entorno ha evolucionado demasiado deprisa, más que nuestro cerebro. Debido a este desajuste el cerebro detecta peligro y desencadena su capacidad extraordinaria de enviarnos mensajes negativos que ponen en marcha el estrés, el miedo, la ansiedad, la culpa, etc., pero también tiene la capacidad de revertirlo. El estrés y la ansiedad son una respuesta funcional ante el peligro, pero ¿dónde está el peligro ahora? ¿fuera o en como pensamos? La clave de todo está en cómo decidimos pensar, porque  el pensamiento puede cambiar nuestro destino ya que atraemos exactamente lo que pensamos ¿Quieres estar preocupado? Preocúpate. ¿Quieres sentirte incapaz? Dite que no puedes, que no vales. ¿Quieres saber hasta dónde puedes llegar? Muchas veces la única barrera que nos separa de nuestros sueños somos nosotros mismos y nuestras dudas.

Como dice un proverbio africano, “cuando no existe enemigo en tu interior, el enemigo de afuera no puede hacerte daño”. Pero, ¿hace falta ir al psicólogo? Depende de lo alejado que estés de tus valores y de la consciencia y realización de tus necesidades. Problemas laborales, económicos, sentimentales, hay una larga lista de motivos que nos generan preocupación, pero la preocupación forma parte de la vida, y aunque suene extraño admitirlo, esta preocupación suele ser positiva porque te advierte y te avisa de que algo no está bien, y te impulsa a encontrar soluciones. Todo está en ti, no necesitas a nadie más, pero si estás lejos de ti mismo pide ayuda. Un psicólogo no te solucionará tus problemas, solo te dará herramientas para que tú seas el dueño de tus pensamientos, de tus sentimientos, de tus acciones y de tu vida. No dejes que la incertidumbre de la vida determine si eres capaz o no de vivirla como tú quieres. El miedo está diseñado para captar nuestra atención cuando detecta peligro, pero si no lo hay no dejes que tu pensamiento se bloquee en tu interior.

Buda nos enseñó que “hoy somos el resultado de nuestros pensamientos de ayer, y mañana seremos lo que hoy pensamos”. Es nuestra responsabilidad convertirnos en aquello que queremos, en aquello que pensamos, y aunque ya no podamos hacer nada por lo que pasó, es mejor tomar responsabilidad por lo que será de ahora en adelante. Lo importante es recordar que podemos ser y llegar donde queramos. Baila al ritmo de la vida, cuídate por dentro y por fuera, no quieras ir más rápido ni te quedes quieto, muévete y verás como terminarás brillando más allá de lo que nunca te has imaginado.

Námaste.

Laura Servós

Psicólogos Barcelona

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