Ayer mientas desayunaba, como muchos otros días, leía la contra de la Vanguardia la cual se titulaba “Es vital aprender a descifrar las etiquetas de los alimentos” y de dentro de mi salió un: No señor, lo que sería vital es que no se fabricaran ciertos “alimentos”, ya que estos modifican nuestro ADN siendo una fábrica de enfermedades físicas y mentales. Y es que la consciencia va más allá de lo que comemos, va desde lo que compramos y su calidad hasta como nos sentimos con nuestra manera de alimentarnos, nuestra manera de cuidarnos.
Aquí no vamos a hablar de dietas ni de comprarlo todo ecológico, sino de sentirnos bien sabiendo que estamos haciendo lo mejor que podemos con nuestra salud. Igual que no se trata de restar calorías sino de sumar nutrientes, se trata de conectar con la cruda realidad de los alimentos que compramos y de promover nuestra alimentación hacia el equilibrio entre nuestras necesidades nutricionales individuales, el hambre, la saciedad, el apetito y el placer. Comer por comer y comer lo que sea no es una opción.
Antes de nada hay que reconocer el principio básico de que la salud y el bienestar son multidimensionales por incluir aspectos físicos, sociales, espirituales, ocupacionales, emocionales e intelectuales. Y sino ¿Por qué la imagen o etiqueta física/estética que nos ponemos a nosotros mismos y la carga de si nos cuidamos mejor o peor afecta directamente a nuestra autoestima, al sentimiento de autovalía, a nuestra sensación de equilibrio y a la capacidad de control? Si si, lo que lees, y sino pregúntale a alguien que come fuera cada día qué control tiene sobre su salud, o a alguien que va muy estresado que le pasa con el hambre a partir de las 7 de la tarde, o a una persona con sintomatología de trastorno alimentario cómo el control determina su vida, o sin ir tan lejos, como le afecta a cualquiera el hecho de estar siempre a dieta.
Hay que sanar el sistema está claro, pero también el sistema de creencias que nos capa nuestra salud y nuestra capacidad humana de sanar. ¿Pero qué significa sanar? La alimentación tiene un poder sanador bestial pero la verdad es la que te curará, ya que sanar es la experiencia liberadora de afrontar la dolorosa verdad, aquella que nos hace estar enfadados, estresados, presionarnos, estar hambrientos de, sentir pena, miedo o vergüenza, aquella que nos hace un nudo en la garganta o nos hace comer con ansiedad y sin control sin dejarnos funcionar. Este es el primer paso.
Como psicóloga podría ayudarte a terminar con el dolor pero tú eres el único que puedes sentirlo y curarlo. Entiende la realidad, puedes resolver el problema con la misma consciencia que se creó. Ámate y acéptate a ti mismo en ella porque esta te sanará. Como también te sanará cuidar tu alimentación, ya que tu cuerpo es el que te acompaña en el proceso y el que estará para jugar el próximo juego. Como Health Coach podría ayudarte en esto pero tú eres el único que puede escuchar tu cuerpo y darle lo que necesita. Mente y cuerpo son un tándem perfecto. Integrar es conocimiento, y el conocimiento es libertad.
Como dice Bruce Lipton (biólogo celular estadounidense, conocido por su creencia de que los genes y el ADN pueden ser manipulados por las creencias de una persona), los pensamientos curan más que los medicamentos, por lo que la verdad es la mejor medicina. También dice que cuando coge células sanas y las coloca en un entorno nocivo las células enferman y se mueren, en cambio si las cambia a un entorno sano y saludable las células sanan. Lo mismo sucede con el ser humano, por lo que si el entorno de nuestros pensamientos es nuestro organismo debemos cuidarlo. Éste es el segundo paso para sanar.
Retomando lo del principio del artículo de que “hay alimentos que modifican nuestro ADN siendo una fábrica de enfermedades físicas y mentales”, ya que no podemos controlar ni sus fabricantes ni sus puntos de venta, si podemos decidir que no van a fastidiar nuestra salud. ¿Cómo?
El primer paso es ser conscientes de que estos alimentos no cubren nuestras necesidades nutricionales (flojera, sistema inmune), que nos producen subidones y bajones de glucosa engañando nuestro apetito (ansiedad, sistema nervioso), que sacian nuestros antojos y no nuestros estómagos (los colapsan, sistema digestivo), que nos pueden hacen sentir mal (física y moralmente), y que nos alejan del auténtico placer y vibración que nos proporcionan los alimentos de verdad (armonía). El segundo paso es lo que queramos hacer con esta verdad, y no solo con lo que compramos y comemos sino con la calidad de los productos, la cantidad que necesitamos en cada comida y la frecuencia con la que comemos. La bioindividualidad es nuestra verdad.
Lo dicho, la verdad es la mejor medicina y el cuerpo su mejor entorno, así que cuidémoslo como un tesoro, porque si encontramos nuevos caminos y respetamos la verdad pueden nacer cambios muy poderosos en nuestra salud, tanto física como mental. Empieza.
1. Come alimentos que reconociera tu abuela.
2. Frutas y verduras de temporada, de proximidad o ecológicas. Si no lo son lávalas muy bien o sácales la piel o la cáscara (los pesticidas no se ven pero te los comes cada día).
3. Carnes de calidad (libres de hormonas y antibióticos).
4. Pescados pequeños y salvajes (libres de contaminantes químicos y antibióticos).
5. Huevos del número 0 (ecológicos) o 1 (de corral). Ambos criados al aire libre.
6. Si los alimentos llevan envoltorio, que no contengan más de 5 ingredientes “reconocibles” en la lista. (Over 5).
7. Ten en cuenta que el primero de la lista es el que más proporción contiene, y así sucesivamente. Ojo si el azúcar está en el pódium, saldrás volando.
8. Los yogures naturales y sin ser desnatados/light, y mejor de cabra o de oveja. Con el queso lo mismo.
9. No nos gustan las conservas, pero si las usas lava muy bien el alimento. Las legumbres son fuente de salud, no te olvides de ellas.
10. Compra cereales que no sean “azúcar con cereales”. El pan artesanal, no industrial.
Una gran verdad es que dentro de la salud se halla la felicidad, así que si te apetece y tienes deseo de comerte un alimento que no es de “verdad” hazlo, pero respetando un 90% del total. El objetivo es cuidar la salud con consciencia no con resistencias.
11. El cacao sale de una planta por lo que podemos considerarlo ensalada.
😉