
Es absurdo, pero llega el verano y parece que a todos se nos despierta un no sé qué “adquirido socialmente” por sentirnos cómodos con nuestros cuerpos y por perder aquellos quilitos que nos sobran. Y mi pregunta es, ¿qué pasa que en invierno no te sientes incómodo cuando sabes que estás acumulando grasa en vez de acumular salud? Un poco superficial, igual que las dietas.
Cuando esto ocurre es que has caído en la trampa de los medios de comunicación y la publicidad, y encima puede que tengas remordimientos por no haberte cuidado durante el resto del año. La pereza es muy mala, pero creo que es peor el sentimiento de culpabilidad por no haberte cuidado sumado a la fuerza de voluntad que deberás tener para seguir una dieta en la que no sabes si creer. No sabes si “esa dieta” te funcionará porque no hay información sustancial y clara sobre cuál es la mejor dieta ni lo que debemos comer o no debido a que lo que el exceso de información es igual a la ausencia de información, y esto puede que nos impulse a direcciones equivocadas como lo son las dietas extremas de la nutrición moderna.
No hay ninguna dieta perfecta para todos pero si una para cada uno en el momento que estamos viviendo, y a eso le llamamos bioindividualidad. Las dietas no funcionan. No categorices. Experimenta. Escucha tu cuerpo. Pero ¿cómo?
Debemos tener en cuenta que los doctores no son especialistas en nutrición cuando te dicen que comas lo que quieras pero que te tomes “x” medicación para estar bien. ¿Bien? ¿Qué significa estar bien? Para mi estar bien significa que tu cuerpo sea autosuficiente para que tengas buena salud, y para ello no solo nos debemos basar en la dieta. Olvidamos que nacemos con la felicidad dentro y crecemos y la buscamos fuera, cuando lo que debemos hacer es entrenarla durmiendo bien, haciendo ejercicio físico moderado, nutriéndonos de relaciones sociales sanas, gestionando nuestro estrés y sintiéndonos autorealizados, y por supuesto para que todo esto sea posible debemos tener una alimentación adecuada a nosotros y al momento al que nos encontramos. Es más fácil de lo que te piensas, pero claro, puede que nos hayamos acostumbrado a que los problemas se solucionan rápido, con poco esfuerzo, con pastillas, o mejor, que nos los solucionen otros.
Pregúntate qué alimentos te atraen, cuáles te funcionan, cuáles no, cuáles son los alimentos que te hacen tener más ganas de dulce, y cuáles te sacian y no te piden comer al cabo de bien poco. Notar que hay cosas que no te sientan bien es buena señal ya que estás tomando conciencia de tu bioindividualiad. Sustitúyelas por otras que tengan características nutricionales similares y punto. Instinto animal individual, no subliminal colectivo.
La bioindividualidad es que tú mismo determines qué comer y qué no comer según las características de tu cuerpo en tu presente. Los demás que digan lo que quieran, escúchalos pero se sensato contigo mismo y haz lo que creas que es mejor para ti. ¿Según qué? Según el género, la edad, la cultura y la talla (a eso no me refiero al peso) y actividad que realices diariamente.
Referente al género un ejemplo sería que por naturaleza el instinto animal del hombre le pide más carne que a las mujeres, igual que los alimentos crudos son nutricionalmente más funcionales para las mujeres y no les atraen tanto a los hombres, pero no fuerces las teorías, prueba, ya que es mucho mejor que cada uno determine que le funciona mejor a él mismo. En cuanto a la edad, a los 60 el cuerpo no está creciendo, está menguando, ley de vida, por lo que a partir de tus 20 tu alimentación determinará tu futuro. Digo los 20 como podría ser antes, depende de dónde hayas nacido, de las costumbres que hayas adquirido y del ejemplo que hayas recibido dependiendo de dónde hayas nacido, ya que en cada parte del mundo hay una predisposición genética y una cultura gastronómica autóctona. No es lo mismo nacer en el Mediterráneo que en Asia, pero hoy en día no es difícil de encontrar los productos que nos sientan mejor de cada continente.
Todo esto es importante pero tus necesidades diarias según tu estructura son las que dictan si te encuentras bien o no, así que dialoga contigo mismo, no hagas restricciones sin sentido y no le tengas miedo a la comida, ya que es tan importante lo que comes como la relación que tienes con la comida. Las preferencias cambian según quién eres tú ahora.
La mejor dieta es la información y su uso con sentido común. La dieta perfecta eres tú. Lee y escucha sí, pero recuerda que lo que te funciona a ti no ha de ser lo mismo que les funciona a los demás. Limpia tu sangre y tus pensamientos, así tu cuerpo te pedirá lo que necesita y tus pensamientos te llevarán a hacer realidad lo que te propongas. La alimentación lo cambia todo. Ah, y no te olvides de ser feliz, de un 100% de tu dieta un 90% debe ser inteligente, pero también es inteligente que un 10% sea pura felicidad.
Cada día.
Laura Servós
Psicóloga en Barcelona