¿En otoño las hojas de los árboles caen para preparar el invierno verdad? Así es el curso de la naturaleza. Pues nosotros para estar sanos también debemos seguirlo, porque el cuerpo humano es la máquina más perfecta que existe si no le ponemos resistencia. Pero resistencia ¿a qué? ¿Qué pasa en otoño? Pues muchas son las cosas que nos suceden, nos caen los cabellos, nos apetecen otro tipo de alimentos, probablemente estemos más cansados, nos cueste más levantarnos de la cama, puede que nuestro estado de ánimo esté alterado, que estemos apáticos, etc.
La naturaleza es sabía, no le llevemos la contraria, igual que cuando sale el sol es hora de estar despiertos, cuando oscurece es hora de empezarnos a relajar para dormir de noche. ¿Y qué debemos hacer? Escucha tu cuerpo y dale lo que necesita para apaciguar estos síndromes estacionales. Porque no es nada más que esto, un cambio estacional al que nos debemos adaptar ya que las hormonas sufren cambios y los ritmos circadianos se alteran. Igual que la primavera la sangre altera, el otoño también nos altera, pero la astenia otoñal es transitoria, así que no te alteres.
Pero el acortamiento de los días es real, y la falta de vitamina D y de luz puede influir en el ánimo como también en tu cansancio. Así que entiende que se trata de un síndrome que aparece como respuesta al cambio de estación que modifica los biorritmos y el ciclo del sueño, siendo la principal causa de esta alteración es la melatonina, la hormona encargada de regular el sueño, ya que al haber menos luz solar su producción aumenta. Este mismo fenómeno también afecta a la disminución de la producción de serotonina, la hormona de la felicidad. Así que cuidemos de ambas dándoles lo que necesitan para adaptarnos a la nueva estación.
Algunos de vosotros después del cambio de hora puede que hayáis notado que, aparte de oscurecer más temprano y que cada día es más de noche por las mañanas, os cuesta un poquito más levantaros por las mañanas y tenéis más ganas de llegar a casa al final del día. Lo natural sería despertarnos con el sol y no comer nada a partir de que oscurece, pero seamos realistas, por las mañanas no podemos posponer el despertador y por las noches no podemos cenar antes de salir del trabajo. Pero lo que sí que podemos hacer es llegar antes a casa, cenar un poco más pronto y acostarnos más temprano. Si tu cuerpo pide descanso, dáselo, ya se acostumbrara al nuevo ritmo, pero no lo hagas sufrir, porque si no los resfriados no solo llegaran por el frio sino porque tu sistema inmune no estará fuerte. Los cambios de estaciones comportan cambios metabólicos, y en otoño es el momento de fortalecer el sistema inmune para afrontarlos y para el invierno.
Y hablando del sistema inmune, este reside en gran parte en el intestino, igual que el 90% de la serotonina también se fabrica allí, así que ajustarlo para afrontar el invierno no será ninguna tontería. Limpiar nuestro intestino durante los cambios de estaciones es como una puesta a punto que debemos considerar, ya que igual que hacemos detox en primavera para que el cuerpo se adapte y soporte el calor de verano, debemos considerar un detox en otoño para estar más fuertes adaptarnos al frio de invierno, y esto se consigue con ajustes de alimentación y de estilo de vida.
De estilo de vida ya hemos mencionado la importancia de adaptarnos a las necesidades que nos piden los ciclos de luz solar (el día y la noche) ya que debemos restaurar, y en base a la alimentación pues pasa un poco lo mismo, debemos ir acordes a la conexión entre las estaciones del año y las energías que las rigen con lo cual debemos de expulsar del intestino el exceso de moco, las toxinas y las grasas que no ayuden a su correcto funcionamiento y aportarle los alimentos propios de la época una vez hecho para afrontar a las demandas y afrontar el invierno con sensación de fortaleza físico, mental y emocional. Y es que después del verano acumulamos calor en los tejidos, siendo para el cuerpo un desgaste que al final del verano paraliza algunos procesos naturales de desintoxicación, y es por esto que podemos notar un desgaste acumulado tanto a nivel físico como mental.
En un detox de otoño no pueden faltar las frutas y verduras de la estación como las manzanas, las peras, la granada, la uva, los caquis, las coles, la coliflor, la calabaza, el pepino, el calabacín, las espinacas, el nabo, los puerros, las alcachofas, las coles de Bruselas, los espárragos trigueros, las endivias, las escarolas, las lechugas, y ¡la Kale! Por si no la conocéis, la Kale es la berza o col rizada de toda la vida, y sus propiedades son tantas que está considerada un súperalimento. Contiene más hierro que la carne de vacuno y más calcio que la leche de vaca, mucha fibra, ácido fólico, proteína, magnesio, fosforo, potasio, cobre magnesio, tiamina, rivoflavina, vitamina A, C, K i B6. Y por si te parece poco, su contenido calórico es bajísimo. Otro superalimento es el bimi, el superbrocoli, otra superverdura por sus múltiples propiedades.
Como veis hay alimentos que son superinteligentes para nuestra salud, así que si decides hacer un detox otoñal, aparte de investigar sus propiedades para hacerlo de manera responsable, puedes estar una semana o cinco días en que tu dieta sea rica en estos alimentos de temporada. Esto te ayudará a detoxificar tus emociones y a que la energía de tu cuerpo fluya, pero para armonizarse con el exterior también debemos vivir acordes a él con nuestro estilo de vida y con una alimentación de temporada de manera regular.
Porque somos lo que hacemos cada día, come de temporada. Y porque dormimos para estar despiertos, descansa lo que te pida el cuerpo.
Otoño.
Laura Servós
Psicóloga Barcelona