Primavera? Explosión de ilusión. ¿Planes y proyectos? Ilusión de ilusión. ¿Con otros? Ilusión compartida. ¿Cualquier tontería? La ilusión de cada día. Hay que poner de moda ilusionarse porque todo en la vida es mejor con ilusión, y además se pega. Imagina cómo seria Barcelona a las ocho de la mañana si todos nos sonriéramos más de camino al trabajo, o sin ir más allá, cómo sería si sonriéramos más en el trabajo o en casa. Digo en el trabajo y en casa porque es donde más horas pasamos, pero en realidad la ilusión está en todas partes porque es algo que se lleva puesto, una moda que no pasa de moda.

Personalmente, más allá de la visión que podamos tener los psicólogos, entiendo la ilusión como un estilo de vida, un hilo musical o fábrica de energía positiva que se expande en todo lo que hacemos, a con quien lo hacemos y hasta a quien nos cruzamos por el camino. Si tú le sonríes a la gente la gente te sonreirá a ti. ¿Qué típico y que tonto verdad? Pues si aprendiéramos a sonreír más y a observar a través de las gafas de la ilusión seguro que recibiríamos miles de sonrisas y obtendríamos mejores resultados, individuales i colectivos.  Parece que esté hablando de algo que no existe, pero te das cuenta de que sí existe cuando vives así. Sal de allí donde estés y existe, estamos diseñados para eso.

¿Y porqué me gusta tanto el concepto ilusión? Pues porque como psicóloga he visto que la ilusión mueve a la gente hasta llegar a lo que a veces piensan que es imposible. ¿Y la felicidad? La felicidad es una colección de momentos especiales, por pequeños o cotidianos que sean, vividos con ilusión. La ilusión solo depende de uno mismo, por lo que si vives a través de ella probablemente la mayoría de las respuestas que recibas serán positivas (te gusten más o menos) y tus interpretaciones de las mismas siempre te sanaran te gusten más o menos. Todo cambia cuando te das cuenta de que el significado de “un día más” o “un día menos” te da a elegir a cómo interpretar y vivir todo lo que te sucede.

Nos relacionamos con familiares, amigos, conocidos y saludados, y todos todos todos forman parte de nuestra ola expansiva de ilusión, y no solo en días señalados sino en nuestro día a día. ¡Cuantos días! Porque no es lo mismo “un día más” que “un día menos” en cada día de tu día a día, aprende a observar y practica la ilusión.

Pero, ¿qué va primero el huevo o la gallina? La ilusión no tiene orden sino que es un continuo, una manera de hacer, de ver y de estar en el mundo. O todo o nada aunque todos podamos tener mejores y peores días, y épocas. Y ¿cómo vemos el vaso cuando nos encontramos alguna piedra por el camino (que nos la encontraremos siempre) ¿medio lleno o medio vacío? Transparente. Mejor verlo todo tal y como es para poder crecer, pero con las gafas de la ilusión puestas y limpias de malos rollos mucho mejor. Así que dependiendo de esto y de tu manera de relacionarte con los demás la ilusión estará o no en ti. Crece y aprende a no exigir sino a agradecer y a permitirte, y sobretodo a responsabilizarte y a comprometerte de ella.

En ningún caso insinúo que se trate de dar para recibir o de esperar para poder dar, sino de saber dar y saber recibir. Y de aquí el título hay que poner de moda ilusionarse, porque pase lo que te pase, te guste más o menos, con ilusión todo se vive mejor, y además ya hemos dicho que se pega. En vez de enfadarte prueba a regalar flores  o traerle algo para desayunar a alguien que en trabajo parece no estar muy agradable (igual en casa y en todas partes), porque igual que los problemas y las preocupaciones se minimizan cuando nos damos cuenta que todo es actitud, viviendo con ilusión pasa lo mismo. ¿Porqué? Repito, pues porque solo depende de ti aunque a veces parezca que las ilusiones dependan de lo que hagan los demás o de lo que sucede afuera. Tus interpretaciones son tu responsabilidad, y tu modus vivendi la consecuencia.

Crecemos y muchas veces ni aceptamos que las cosas cambian ni que el tiempo cobra una dimensión distinta, haciendo de él un mal uso y malinterpretandolo. Parece que el tiempo vaya más deprisa y que desesperemos cuando no tenemos algo “ahora mismo”, pues ¿porque no le damos valor a lo que no depende del tiempo sin pelearnos con él? Muchas veces con quien te enfadas es con el tiempo pero lo pagas con las personas o contigo mismo, y aquí la ilusión se va al garete, ya sea con algo del trabajo, de un proyecto, de una relación, con la familia, o con cualquier tontería que te importe. Viva las tonterías que te hacen feliz y que la rigidez no te quite la ilusión de nada ni de nadie. Date cuenta que siempre estas a tiempo, solo te tiene que hacer ilusión.

Pero ¿qué hacemos con las ilusiones que “teóricamente” no solo dependen de nosotros”?, con aquellas que “teóricamente” te hacen los demás. Y digo teóricamente porque nosotros no podemos controlar lo que pretendan hacer los demás, pero si (sin dejar de ilusionarnos) decidir tener los pies en la tierra y la cabeza en la luna a la hora de recibirlas e interpretarlas. ¿Pero cómo? Pues idénticamente a como puedes hacer con tus propias ilusiones, si no vas a estar a la altura de las ilusiones que te haces mejor no te las hagas. Traducción, cuanto más altas sean las expectativas más grande puede ser la ostia, pero también mayor puede ser la fuerza que te ayude a llegar a ellas. A veces las cosas se viven dos veces, ilusionándote por ellas (asumiendo las consecuencias claro) y al vivírlas, así que cree en lo imposible y podrás hacer lo increíble. Los viajes empiezan en tu pensamiento y pasan por tus emociones y acciones. Responsabilízate y a vivir con ilusión.

Algo importante en hacer las cosas con ilusión es entender que una vez las haces desde esta premisa no existe el “hacerlo bien o  mal”, sino con o sin ilusión, y eso se nota. Sobretodo lo notas tu. Un ejemplo es lo que nos sucede a los psicólogos (o a todos) al final de un día kilométrico, lo hayamos hecho mejor o peor, salimos contentos si sabemos que le hemos puesto el corazón y hemos trabajado desde del cariño y la ilusión. Para mí no hay otra forma ni de hacer ni de vivir. Vitamina I.

Por lo tanto la responsabilidad de todos no son las ilusiones sino cómo decidimos vivirlas, pero ojo, tanto en un momento de subidón como en uno de bajón, porque estar a la altura de la vida no significa conseguir cosas sino pagar el precio entero día tras día y con…

ILUSION.

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