¿Qué filosofía quieres seguir, vivir buscando la dieta perfecta o buscar vivir tu dieta perfecta? Entiendo el concepto “dieta” como el conjunto de sustancias alimenticias que un ser vivo toma habitualmente y le funcionan por cubrir sus necesidades presentes. ¿Y tú?

Los cazadores de dietas piensan que el secreto está en la cantidad y en los productos bajos en grasas por querer rebajar grasa de sus cuerpos siendo adelgazar su objetivo principal. Los cazadores de salud vamos hacia una dieta funcional donde la cantidad no es el plato principal, sino que la calidad es el secreto, un secreto sin secretos donde el plato principal son las grasas saludables, los cereales y granos enteros, la proteína libre de hormonas y antibióticos y la fruta y verdura libre de herbicidas, pesticidas y demás. Se trata de comer de manera inteligente y no de vivir a dieta, y digo inteligente porque estamos muy confundidos por la falta de información, por la comodidad de la inmediatez, por la parte oscura de la globalización y por la ausencia de saber que es estar al 100%. ¿A qué te quieres acostumbrar: al no saber y a lo fácil a corto plazo o a saber qué haces y a estar sano a largo plazo?

Somos lo que hacemos cada día y bienvenidos sean los caprichos a nuestra felicidad, pero que nuestro día a día sea un no parar de antojos no creo que sea la verdadera felicidad, porque si no ¿por qué te gustaría no tenerlos cada día y te sientes mal después de la inmediatez del placer? A nadie le gusta sentir que algo externo le controla y asociar la comida al concepto prohibición. ¿Quieres vivir en una dieta yoyó emocional o en una estabilidad de salud funcional?

El problema no es decidir comer de una o de otra manera, al contrario, probar qué te sienta bien es primordial. El problema son los alimentos ausentes de nutrientes que por llevar un light en su envoltorio nos parecen interesantes por no contener materia grasa o azúcar, cuando en realidad llevan otras sustancias que lo que desencadenan es saciarnos por un tiempo corto y tener picos glucémicos que nos llevan a comer más al poco rato o a pasar hambre. Que bien nos sentimos cuando estamos a dieta y que ricos están los productos bajos en grasas. Metáfora.

Pero todo esto va más allá de la posible confusión nutricional, porque la razón verdadera de ser inteligentes con nuestra dieta no solo queda en el paladar o en los quilos, sino que se trata de algo más profundo. Algunos pensaran que ir al gimnasio combinado con una dieta baja en grasas es la solución, pues no, porque nuestro ADN no está diseñado ni para funcionar como vivimos en la civilización moderna ni para los alimentos de mentira. Nuestra salud no ha aceptado nuestro ritmo acelerado, ni el sedentarismo ni los alimentos mutados con déficits nutricionales, siendo esta la causa de muchas enfermedades.

Así pues la dieta contemporánea moderna se basa en el consumo de fruta y verdura con menos nutrientes y minerales (excepto el sodio porque sal no nos falta) y carnes, pescados y huevos con menos proteínas y más grasa saturada. Como veis, las controversias y los errores no están bien analizados ya que antes la habilidad de almacenar grasa y de hacer lento nuestro sistema metabólico era lo que nos salvaba la vida, ahora nos mata.

Con un metabolismo lento los alimentos se transforman en depósitos de grasa y los cuerpos se acostumbran a ahorrar sufriendo una gran descompensación, que en los casos de dietas estrictas el resultado es recuperar los quilos perdidos a la misma velocidad con la que se bajó de peso. Efecto rebote, efecto yoyó. Por lo tanto, una dieta funcional no debe tener como objetivo restar calorías sino sumar nutrientes. La buena noticia es que lo que nos sacia es el volumen y la densidad nutricional de los alimentos y no las calorías, los carbohidratos o las grasas que contengan. Por lo tanto si comes inteligente puedes comer más, sentirte más vital y bajar de peso sin tantas prohibiciones.

En el artículo “Propósitos”  puedes encontrar información más concreta sobre la lógica de los hidratos, pero allí no encontraras información de restricción de hidratos ni de calorías, porque la restricción debe ser de las calorías vacías provenientes de los refinados y del azúcar, que son los que precisamente te incitan a tener hambre emocional y a descompensar tu organismo. Se trata averiguar qué debemos comer para saciarnos, no de encontrar algo que nos quite las ganas de comer.

Para entender la lógica de las calorías no basta saber de su ingesta, también debemos saber cómo quemarlas de manera inteligente sin castigarnos a hacer ejercicio mientras comemos productos light. El ejercicio está para sentirnos bien y estar fuertes y no para sufrir, y la grasa para acelerar nuestro metabolismo y no caer en estado de emergencia almacenándola. Los extremos nunca son buenos, ni por déficit ni por exceso, todo en su justa medida. Del exceso ya tenemos información, pero ¿y del déficit? ¿Qué ocurre cuando no ingerimos las cantidades necesarias de grasa?

El músculo es una verdadera máquina de quemar calorías, pero cuando no lo ejercitamos y/o el cuerpo está en déficit éste empieza por utilizar sus propias proteínas depositadas en los músculos para seguir funcionando en vez de usar la energía almacenada. Por lo que es mala idea no comer de manera inteligente y no hacer ejercicio físico, porque además de elevar los niveles de azúcar en sangre, disminuirás el músculo y no ayudaras al metabolismo a quemar grasa ni calorías.

Para que tengas un poco de información, las grasas saludables son las monoinsaturadas y poliinsaturadas, y no todas provienen del producto animal. Las carnes, pescados y huevos ecológicos contienen más proteína y menos grasa, y el aceite de oliva, el aguacate, los frutos secos, las semillas y demás también son maravillosas fuentes de grasa necesaria. Y con las proteínas pasa lo mismo, no hemos de perder de vista que no solo están en el producto animal, ya que de la misma cantidad de un trozo de carne y de legumbres las legumbres aportan más cantidad de proteína. Que no te engañe ni la calidad ni la cantidad.

Pero la comida no lo es todo, también debemos considerar la relación que tenemos con la comida para que esta ni te reste ni te domine, sino todo lo contrario. Acércate a tu 100% comiendo con placer.

  1. Come con frecuencia alimentos nutricionalmente densos.
  2. Investiga que cantidades te sacian, menos es más.
  3. Come despacio, mastica y disfruta.
  4. Regulariza tus horarios de las tres comidas principales.
  5. Come siempre que puedas en casa y si no pide inteligencia.
  6. En los tapeos elige lo que quieras y disfrútalo pero que quepa en un plato.
  7. Ten frutas, frutos secos o yogures a tu alcance para tomarlas entre horas.
  8. Nevera y despensa inteligentes.
  9. No dejes al azar lo que vas a cenar.
  10. Se feliz por doble, 90% de inteligente y 10% de pura felicidad.

FUNCIONA.

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