De qué hablo cuando hablo de correr dijo Haruki Murakami cuando dejó el local de jazz que regentaba y dijo que en adelante se dedicaría exclusivamente a escribir, y también a correr. Pues algo parecido me ocurre a mí.
Mucha gente me pregunta si no me aburro cuando saldo a correr, ¿¿¿Aburrirme??? Ni en pintura, pero si hasta puedo escoger en qué modo pongo mi cerebro y todo, o más bien él lo escoge por mí para equilibrarse.
Ayer por la mañana alguien muy especial me dio los buenos días con un texto de Jeff Foster que dice así…
“¿Quién eres sin tu mascara espiritual? Por favor, no me hables de conciencia pura o de vivir en lo absoluto. Quiero ver como tratas a tu pareja, a tus hijos, a tus padres, a tu preciado cuerpo. Por favor, no me des sermones de la ilusión del yo separado, o de cómo lograr la felicidad en 7 días. Quiero sentir tu calor genuino que irradie de tu corazón. Quiero escuchar lo bien que escuchas, cómo te abres a la información que no se ajusta a tu filosofía personal. Quiero ver cómo tratas a quienes no están de acuerdo contigo. No me digas lo despierto que estás o lo libre que estás del ego. Quiero conocerte por debajo de las palabras. Quiero saber cómo eres cuando te encuentras con problemas. Si puedes admitir tu dolor plenamente sin pretender ser invulnerable. Si puedes sentir tu ira sin dar paso a la violencia. Si puedes permitir la entrada a tu dolor sin volverte esclavo. Si puedes sentir tu vergüenza sin humillar a los demás. Si puedes fastidiarlo todo, y admitirlo. Si puedes decir lo siento desde tu corazón. Si puedes ser plenamente humano en tu gloriosa divinidad. No me hables de tu espiritualidad amigo. Realmente no estoy interesado. Solo quiero conocerte a ti. Conocer tu misterioso corazón. Conocer al hermoso humano que lucha por la luz. Antes de la persona iluminada. Antes de cualquier palabra ingeniosa.”
Y mientras iba de camino al trabajo mientras y se levantaba el día en Barcelona mi respuesta fue la fotografía de este artículo y unas palabras que decían así. “Aquí (refiriéndome a la foto) sale mi yo Emma, sale todo solo y se pone en su lugar sin filtros. Bueno, con menos filtros.”. Y es que aunque no queramos estamos rodeados de tantísimo estímulo que los filtros a veces se vuelven opacos por no dejar transpirar nuestro ser. Y aquí la respuesta que yo le daría a la pregunta de Haruki Murakami. Cuando hablo de correr hablo de lo que el texto de buenos días me intentaba decir, ser. Cada uno debe de encontrar la suya, pero intentaré expresar en palabras, en las que si se cuela la consciencia, mi pócima mágica para dejar de filtrar límites y vivir libre de incomodidades que no dependen de los otros, sino que solo dependen de mí.
La mía es mover la energía, y mejor si es al principio del día cuando aún no se si estoy despierta o dormida. Claro está que no es lo mismo hacer ejercicio al aire libre que en el gimnasio, pero ambas opciones tienen lo suyo, y su momento. Todos podemos encontrar nuestra pócima mágica, aquella que no nos dé pereza por adaptarse a nosotros y no nosotros a ella. La mía me encontró a mí, y yo le dije que sí.
En mi caso los fines de semana salgo a correr por el bosque rodeada de ese silencio lleno de mil ruidos, y entre semana se hace lo que se puede, y si no puede ser no pasa nada. Sin forzar todo fluye mejor, todo. Pero si se puede, los días que empiezo tarde a trabajar (porque termino tarde y necesito moverme y despejar antes de empezar) salgo corriendo a ver salir el sol. Parece romántico pero recordad que en verano sale muuuuuuy temprano y que en invierno no me sobran los guantes. Vale tanto la pena que ni me lo pienso. Cuesta de explicar lo que me aporta. Los días que empiezo temprano un spinning a mediodía antes de comer es mejor que el café de después. Y la música, como dice una buena amiga que de ir en bici sabe un rato, sin música la vida sería un error. Tener el gimnasio cerca del trabajo es vital. Y nadar, nadar es terapéutico. No sé si es porque respiramos a un ritmo constante diferente del normal pero salgo restaurada 1000%. A nadar voy cuando puedo porque en verano quiero poder disfrutar de nadar en el mar. Esta es mi pócima mágica, ¿y la tuya?
Puede que no sea ni relacionada con el deporte, pero de lo que se trata es de que cada uno encuentre esa forma de salir a la superficie donde las emociones salgan a flote sin forzar para luego hacer un mejor uso de la razón. Yo no escogí estas tres maneras, con el tiempo ellas me escogieron a mí, y por suerte también las puedo compartir. El truco es hacer lo que te apetezca y que ello se adapte a tu vida. Por lo contrario forzarse a hacer deporte (o lo que te apetezca) hiperventilando para encontrar el hueco puede que sea el obstáculo, y no el propio deporte. Prueba a hacértelo fácil, pero hazlo porque ahí es cuando tienes la oportunidad de abrirle la puerta al compromiso de cuidarte por dentro y por fuera y para que esté habito se quede en ti. Y lo que venga compartido, ¡bienvenido sea! ¡Más que lo disfrutarás por estar en forma!
Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, estás peor que antes. Si no sabes lo que te apetece hacer y no lo pruebas, también. Porque no estarás haciendo ejercicio físico solamente, estarás teniendo un momento para ti que no dependerá de nadie más y que te dará mucho por descubrir. En mi caso el efecto es duradero, donde el secreto es la constancia para seguir conectada a mí.
Urakami empezó a escribir y a correr, y a mí correr me aporta inspiración para escribir, momentos para conectar, para soltar incomodidades del vivir, ideas que compartir, una explosión de imaginación para proyectos en los que merece la pena invertir, abrir la mente para ver claro lo que ayer me resultaba borroso antes de ir a dormir y un orden donde cabe la espontaneidad para compartir. Si hay orden el desorden es un respiro que también proporciona equilibrio. En todo.
Resumen. El ejercicio físico es una de mis medicinas tanto físicas como mentales, una experiencia sensorial para mis sentidos y una meditación para el alma. Y lo mejor de todo es que esta pócima mágica me hace feliz. De eso hablo cuando hablo de correr.
¿Y tú? ¿Tienes algo que decir? Encuentra la tuya y escucha bien porque seguro que tiene muchas cosas que decirte.
Disfrútalo.