A menudo se suele confundir la ansiedad con otros estados, como la angustia o el pánico. Sin embargo, existen diferencias entre estos tres términos y es necesario saber distinguirlos para conocer mejor qué es lo que nos está pasando.
Tanto la ansiedad, como el pánico y la angustia son sensaciones desagradables y que pueden llevar a sufrir ataques de pánico o ansiedad en un momento dado. Por diferentes motivos, durante años se han confundido estos tres términos.
Sin embargo, para aprender de la ansiedad y gestionar mejor sus episodios, es oportuno conocer muy bien qué la diferencia de los otros dos estados. Eso es lo que vamos a ver en el artículo de hoy.
El ataque de pánico
Distinguir entre un ataque de pánico y un ataque de ansiedad es fundamental para saber ante qué nos encontramos cuando está ocurriendo. De esta manera, será más fácil encontrar el tratamiento adecuado para dicha patología.
Tanto la sensación que se tiene al sufrir un ataque de pánico o de ansiedad, como la razón por la que se producen ambos ataques son muy diferentes. Por lo tanto, para tener claro qué es lo que estamos sufriendo, veamos algunas características que los diferencian.
El ataque de ansiedad suele surgir tras un desencadenante, que puede ser una preocupación. Sin embargo, el ataque de pánico no suele tener una causa aparente y es mucho menos predecible.
Los ataques de pánico suelen tener síntomas mucho más intensos, y muchas veces llevan a tener una sensación de irrealidad. Sin embargo, la ansiedad tiene síntomas más graduales, que van desde leves hasta graves.
Por otro lado, los ataques de ansiedad pueden durar un tiempo prolongado, mientras que el ataque de pánico desaparece tras unos minutos.
La angustia
Aunque la angustia y la ansiedad se suelen confundir y, de hecho, desde muchos enfoques ni siquiera se realiza una distinción, se trata de estados psicológicos diferentes.
En primer lugar, la angustia se produce de manera puntual, por lo que se diferencia de la ansiedad en que esta última se puede mantener por largos periodos de tiempo. Además, los estados de angustia son comunes cuando ocurre un ataque de pánico.
Debido a la angustia, puede ser más difícil actuar o reaccionar ante una situación. Sin embargo, la ansiedad no siempre es negativa, ya que puede darnos esa chispa de adrenalina que necesitamos para hacer frente a un peligro o preocupación.
Entonces, ¿qué es la ansiedad?
En resumidas cuentas, la ansiedad es una combinación de manifestaciones físicas y mentales, que suelen tener como desencadenante un peligro real.
La ansiedad produce los siguientes síntomas: inquietud, nerviosismo, dificultad para mantener la concentración, fatiga ante un esfuerzo físico o mental, tensión muscular, problemas para dormir y dificultad para manejar las preocupaciones.
Casi siempre, la ansiedad se anticipa a un problema y nos hace prevenir ciertos peligros, pero en ocasiones podemos caer en un estado de preocupación excesiva. Este estado puede alterar nuestra realidad y llevarnos a ver amenazas irreales, llenando nuestra vida de fobias y temores.
Sin duda, debemos aprender de la ansiedad para poder identificarla y distinguirla de otros estados psicológicos cuando se presenten. Y, en caso de que suframos de ansiedad constante, es muy recomendable acudir a un profesional de la psicología para que nos ayude.