
En los momentos que nos está tocando vivir y en los que todo nos puede generar estrés, simplemente, por el día a día, por nuestro trabajo… es algo muy común que sintamos fatiga mental, pero no te preocupes, se puede trabajar. En este post vamos a hablar de ello.
¿Qué es la fatiga mental?
La fatiga mental es una disminución temporal de la eficiencia funcional mental que se produce por el trabajo excesivo de tipo intelectual y que requiere un gran esfuerzo mental continuado, como pueden ser la comprensión, la escritura, la solución de problemas y un largo etcétera. Es si quieres, un agotamiento mental o un cansancio emocional y psicológico.
Esta, es una consecuencia directa de la tensión que este tipo de trabajos genera en la persona, y suele desaparecer con descanso y relajación. Ten en cuenta que la fatiga regula el organismo y tiene un gran valor porque indica que necesitamos descansar.
En este tipo de trastorno también hay, digamos, grados distintos:
La fatiga aguda es la más severa y provoca la reducción del rendimiento y aumenta de forma considerable los errores, debido a una menor capacidad de atención, lentitud de pensamiento y menor motivación.
La fatiga crónica puede ser permanente, con síntomas como la inestabilidad emocional.
¿Cuáles son las causas del agotamiento emocional?
Bueno, como hemos dicho antes, proviene de aquellas actividades que requieren mucha atención, esfuerzo y tiempo, así como del exceso de trabajo de tipo intelectual.
Ahora bien, realmente, ¿cuál es la causa de esta fatiga emocional? Hay que tener en consideración que se genera, no por la realización de estas tareas mentales e intelectuales, sino, por el exceso de las mismas. Cuando las exigencias de estas tareas en nuestro día a día (el esfuerzo al realizarlas, el ritmo de trabajo muy alto, el nivel de atención, la tensión emocional, la necesidad de estar muy concentrado durante mucho tiempo…) superan con mucho nuestra capacidad de respuesta es cuando nos bloqueamos.
Esta fatiga o agotamiento emocional es más frecuente en puestos de trabajo que o bien requieren una actividad intelectual intensa o una implicación emocional muy fuerte, pero no solo en ellos, ya que existen trabajos en los que las tareas a realizar son monótonas y repetitivas, pero también pueden provocar fatiga o agotamiento emocional.
No obstante, tienes que saber que no siempre está generada por el trabajo, y sobre todo, que hay otros factores que la generan también, como los hábitos poco saludables que mantenemos en nuestro día a día y nuestras circunstancias personales.
Por otro lado, la fatiga suele ser un síntoma frecuente de muchas enfermedades que revisten cierta gravedad, y no debemos asumir directamente sin consultar con un profesional que el problema proviene solo y exclusivamente del trabajo, de la falta de sueño o de unos malos hábitos alimenticios.
En estos casos, lo mejor es acudir a un especialista.
Consecuencias de la fatiga mental
Como consecuencia de este trastorno o cansancio psicológico, podemos encontrar problemas físicos reales, pues tiende a provocar tensiones musculares que pueden derivar en otras lesiones más serias, como hernias de disco, contracturas etc.
Y es que en nuestro cuerpo, la fatiga emocional es capaz de provocar y producir muchos y muy distintos trastornos no solamente físicos, sino también psicológicos y psicosomáticos, entre los que pueden estar, por ejemplo, una irritabilidad muy alta, puede aparecer la inestabilidad emocional, ansiedad (de la que ya hemos hablado antes), estados depresivos, alteraciones en el sueño, y, si señalamos algunas alteraciones de tipo psicosomático, hablamos de la astenia (cansancio crónico), mareos, dolores de cabeza, dolor muscular, problemas digestivos…
Consejos para evitar la fatiga emocional
Aconsejamos adoptar buenos hábitos para poder combatir y evitar tanto el cansancio psicológico como la fatiga mental.
Piensa que cuando aparece es el momento ideal para darnos cuenta de que necesitamos descansar. Con su aparición, nuestro cuerpo y nuestra mente ponen en funcionamiento sus mecanismos de defensa.
Debes fortalecer y mejorar tus hábitos de alimentación, descansar y realizar ejercicios o deporte periódicamente, pues dedicando un poco más de tiempo a éstas actividades, podrás sentirte mejor y canalizar ese cansancio emocional.
Otra cosa que puedes hacer es organizarte en el trabajo estableciendo prioridades y tiempos a cada tarea. Fija objetivos a lo largo del día, ya que haciendo esto tendrás la sensación de haber terminado tu trabajo, y esto ayuda a la prevención. Pero hazlo de forma realista, haz pausas para descansar al menos 5 minutos, sal fuera de la oficina y simplemente, desconecta ese tiempo.
Intenta que la oficina esté bien iluminada, ventilada, y, si hay mucho ruido, aíslate de él todo lo que puedas, evitando así la falta de concentración y por tanto de productividad. Piensa que estos factores obligan a que te esfuerces el doble, y eso genera cansancio.
A pesar de todo, te recomiendo que contactes con un especialista, pues te puede proporcionar claves y pautas de gran utilidad para prevenir todos estos problemas.
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